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Brasil: Derrota de los monopolios medíaticos

30 de octubre de 2014

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El triunfo electoral del Partido de los Trabajadores (PT) y la reelección presidencial de Dilma Rousseff puso en evidencia, como uno de sus elementos más significativos, la bochornosa derrota de los principales monopolios mediáticos brasileños, quienes hacían ostentación de su influencia y poderío, vanagloriándose sutilmente, -y en ocasiones abiertamente,- de un poder que les permitiría dirigir el sufragio electoral hacia donde ellos dispusieran.

De ese modo, los grandes consorcios mediáticos brasileños convertidos de hecho en partidos políticos y a la vez en sus voceros, lograrían compensar las sucesivas derrotas que vienen sufriendo desde el año 2002 en que el entonces candidato del PT, Luis Inazio Lula da Silva, obtuvo finalmente la presidencia de la república para dar inicio a una nueva etapa sin precedentes en la gobernación, emergiendo su partido, -como hasta hoy,- como la primera fuerza política del país, no obstante posibles debilidades o errores en tan dilatado período, como han apuntado diversos analistas.

La realidad es que el pueblo brasileño, por amplia mayoría si tenemos en cuenta el numeroso electorado de 142 millones de posibles votantes, no se dejó arrastrar por los cantos de sirena, la lluvia de mentiras evidentes, las calumnias y difamaciones que esos consorcios vertieron contra la presidenta Dilma, contra Lula, -el más importante líder popular en la historia del Brasil moderno,- y ratificó en las urnas su confianza en el PT y en el modelo de país que ese partido preconiza y lleva adelanta desde hace más de una década.

Ni las encuestas en ocasiones manipuladas y dirigidas a crear falsos cuadros electorales, -ampliamente difundidas,- ni piruetas electorales llenas de oportunismo y ambición como las de Marina Silva, la eterna fracasada, pudieron torcer el denodado esfuerzo de esclarecimiento y verdades como puños que llevaron adelante Dilma y Lula en una desigual batalla mediática donde los poderosos, – O Globo, Manchete, Bandeirantes, STP, Veja, Folha do Sao Paulo, O Estado do Sao Paulo, por mencionar algunos,- atacaron con todo hasta el último momento, sin límites ni ética, como nunca antes.

A ese diluvio añadamos los vínculos con otros medios al servicio de la derecha internacional y del capital financiero, de los bancos y del gobierno de Estados Unidos que acariciaba febrilmente la idea de deshacerse del gobierno del PT en Brasil y utilizar la llegada de la derecha “pura y dura” como punto de partida para iniciar un retroceso y viraje en la situación Latinoamérica y caribeña actual, basándose en el peso y la influencia de Brasil como primera potencia de la región.

Todos los intentos y maniobras mediáticas fueron, sin embargo, un estruendoso fracaso que repiten los ya experimentados en Venezuela contra la Revolución Bolivariana. Una vez más se demostró que, en la lucha por la soberanía, la independencia, la justicia social y la integración de la Patria Grande no puede descuidarse el enfrentamiento inteligente y hábil a los monopolios mediáticos, siempre con la verdad y la firmeza.

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