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Boluarte, impuesta a toda costa

11 de junio de 2023

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Sin un sonrojo ni temblor en la dicción, Dina Boluarte hizo alarde de que ha mantenido la democracia en Perú en sus seis meses de mandato interino presidencial, una proeza, si se toma en cuenta cómo inició su gobierno en diciembre pasado, desatando una convulsión social y, con ello, pérdidas irreparables en casi 70 familias, tan enlutadas como indignadas.

Boluarte, quien como vicepresidenta sucedió abruptamente al engañado, traicionado y encarcelado Pedro Castillo –, asumió un país que no la eligió y le exigió durante meses un adelanto de elecciones que ha caído en la incertidumbre y cuya discusión se ha desvanecido en la opinión pública.

Hasta ahora amparada por una corrupta judicatura -comenzando por la Fiscal General- y una poderosa oligarquía local, no se inmuta ante su responsabilidad por haber ordenado la represión a las manifestaciones en su contra, causantes de decenas de muertos, virtualmente fusilados, la mayoría indígena; no le interesa los estragos de sucesivas epidemias, debido a la inexIstencia de una salud pública para todo, lo cual ha hecho crecer la miseria, que ya abarca hasta un tercio de la población del rico Perú.

Incluso, periodistas de órganos nada progresistas, por encima de las contradicciones entre facciones de poder, han admitido que su gestión solo tiene la aprobación de un 5% del peruano.

Una encuesta revela también que casi la mitad de los peruanos considera que las Fuerzas Armadas y la Policía cometieron ejecuciones extrajudiciales durante las protestas.

En estos seis meses, Boluarte ha tenido el apoyo irrestricto de la Embajada de Estados Unidos en Lima y el Departamento de Estado norteamericano, y sostenido diversos episodios de tensión con sus pares en la región. Prueba de ello es que las relaciones diplomáticas de Perú hayan quedado reducidas a encargados de negocios con Colombia, México y Honduras.

El Congreso, de hecho, tan indigno como la mandataria, declaró persona non grata a Gustavo, Petro, el mandatario colombiano, y a Andrés Manuel López Obrador, su homólogo mexicano.

En estos momentos, las fuerzas militares locales imponen a toda costa un estado de excreción en la provincia de Puno con una duración de ¡60 meses!

Asimismo, es esperada la llegada de unos mil militares norteamericanos que entrenarán en todo tipo de represión al ejército y policía locales.

Realmente, no tengo exactos del control ecnpmicode Estados Unidos sobre Perú, pero la inmensa mayoría de las empresas explotadoras de la minería son norteamericanas.

En este contexto, la embajadora de EE.UU. en el país, Rose M. Kílims, afirmó que “el sector minero energético es uno de los más importantes y de mayor dinamismo que existe en la economía peruana, por lo que hay varias compañías norteamericanas trabajando en este rubro”.

Por supuesto, Boluarte no se opondrá a nada de esto, como tampoco a las empresas que han estado obteniendo ganancias enormes desde la pandemia del COVID-19, hasta el actual flagelo del dengue, la mayoría integradas en oligopolios.

Mientras, repito, la pobreza alcanzó a casi un tercio de la población, un pequeño grupo de empresas de los conglomerados que lideran los principales sectores económicos sumaron millonarios ingresos.

Con o sin Boluarte esto no cambiará por algún tiempo, y solo la unidad en la decisión de cambio hará posible la justicia para la inmensa mayoría de los peruanos.

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