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Bolsonaro acude a Dios… y lo ofende

20 de abril de 2021

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No podría imaginarme a un Dios comprometido con lo que hace o no hace un personaje como el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Por eso me resulta tan abominable lo dicho por el personaje en cuestión de que «solo Dios lo saca de la Presidencia de Brasil».

Incluso, soy de los que pienso que las creencias religiosas, sean cuales sean, deberían contar con códigos y leyes que prohíban el que aparezcan palabras sagradas —como debe ser un Dios—, en el lenguaje de quienes a cada minuto ofenden los principios por los cuales millones de seres humanos de este mundo creen en la existencia de un Dios .

En ese afán por parecerse cada vez más al defenestrado mandatario estadounidense Donald Trump, el actual presidente brasileño lo imita en cada acción contraria a la ética, la cordura, y a la lógica necesaria para gobernar, sea o no un devoto a equis religión, sea ateo o, como en este caso, un continuador de las más cercanas políticas fascistas y fundamentalistas, contrarias totalmente a la convivencia humana.

¿Cómo pensar que lo que describo a continuación haya sido dicho por alguien que ejerce la máxima dirección de un país?:«Sólo Dios me saca de la silla presidencial y me saca, obviamente, quitándome la vida. Aparte de eso, lo que estamos viendo pasar en Brasil no va a concretarse. En absoluto», dijo el mandatario durante su tradicional transmisión en directo en las redes sociales.

Se refería a uno más de los procesos judiciales que se enrumban en su contra y que lo pudieran llevar a la destitución como mandatario e, incluso, a la cárcel, algo que, en mi opinión, está bien lejos de hacerse realidad en Brasil.

De acuerdo con la agencia española EFE, Bolsonaro hizo las declaraciones tras conocer la información de que la magistrada Cármen Lúcia, del Supremo Tribunal Federal (STF), estableció un plazo de 5 días para que el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, explique por qué no ha analizado los cerca de 100 pedidos de destitución presentados hasta el momento contra el gobernante.

En los últimos días, el líder ultraderechista ha subido el tono después de que el Senado, por decisión de la Corte Suprema, acordara instalar una comisión para investigar las omisiones en que pudo haber incurrido el Gobierno en el combate a la pandemia de coronavirus, que atraviesa su peor fase en el país, con más de    365 000 muertos por la enfermedad, señala la propia agencia de prensa.

Coincide toda esta apelación a Dios para justificar su apego a que no saldrá de la Presidencia por ninguna razón ni acusación, con el hecho de que el líder brasileño, Luis Inácio Lula da Silva ha quedado totalmente habilitado para ser candidato en las elecciones presidenciales de 2022.

Lula, seguro siempre de que lo que se aplicaba contra él era una verdadera persecución política para apartarlo de cualquier proceso electoral que lo llevara nuevamente a ser Presidente, tuvo que sufrir cárcel, persecución, acusaciones falsas, amenazas y otras medidas aplicadas por una llamada «justicia» convertida en la peor de las injusticas.

El Bolsonaro que hasta se atreve usar a Dios en su disparatado peregrinaje político, es además, el mayor culpable de que su país, viva lo que, el reconocido neurocientífico, Miguel Nicolelis, señala como el «volverse un reactor nuclear biológico fuera de control». El propio virólogo cita tres causas por las que se ha llegado a esta situación: la falta de liderazgo gubernamental, la ignorancia del gobierno y la confianza en noticias falsas y el negacionismo científico».

Cómo entender entonces que Jair Bolsonaro se atreva a ofender a Dios, usándolo en su «lógica» ilógica de estar aferrado a una presidencia que nunca debió ocupar.

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