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Bochorno y fracaso yanqui en la OPS

2 de octubre de 2020

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Bochornosa, además de vergonzosa y frustrada, la campaña del régimen de Trump contra la colaboración médica cubana con el resto del mundo -particularmente con los países de América Latina y el Caribe-, acaba de sufrir el más contundente y aleccionador golpe en sus perversas intenciones.

Como es conocido, Cuba fue electa por unanimidad, -con la sola excepción del gobierno imperialista de Estados Unidos,- para integrar el Comité Ejecutivo de la Organización Panamericano de la Salud (OPS) durante los próximos tres años. Y ello ocurrió como reconocimiento de todos los pueblos hermanos del continente a la labor desarrollada por la salud pública cubana durante los últimos 60 años, a su sistema primario de atención médica, a su infraestructura hospitalaria, a su impresionante red de centros de investigación científica y universidades de ciencias médicas y también a la generosa cooperación con el mundo, en especial con los países más pobres y necesitados o en situación de emergencia.

La brutal campaña goebbeliana de mentiras, calumnias y falsedades desatada por el criminal régimen de Trump, -asesino negligente e ignorante de su propio pueblo en medio de la pandemia COVID-19,- mostró el más evidente fracaso con la votación en el seno de la OPS, organización hacia la cual el gobierno yanqui lleva a cabo una política de chantaje y presión económica con el fin de doblegarla y colocarla a sus pies, como antes hizo de manera fallida con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La intervención falaz de una funcionaria yanqui, esta vez no fue suficiente para evitar el voto por Cuba, ejercido aun por países de muy diferente signo u orientación ideológica y política, que de este modo reconocieron lo hecho por la Mayor de las Antillas en materia de salud pública y gratuita y agradecieron su colaboración altruista en la formación de personal médico y en el envío de brigadas de colaboración y ayuda, como parte del prestigioso Contingente Henry Reeve.

Ahora el régimen de Trump se empeña en impedir, mediante sus habituales métodos mafiosos y gansteriles, que este Contingente de médicos cubanos, con una extensa hoja de servicios de más de veinte años, reciba el Premio Nobel de la Paz, para el cual ha sido propuesto por numerosas instituciones y personalidades de todo el orbe.

En justicia, sería bienvenido este reconocimiento pero téngase en cuenta que este ejército cubano de batas blancas ha recibido ya y exhibe con orgullo y modestia el más elevado, afectuoso y sincero de los agradecimientos: el que procede de los pueblos del mundo que han recibido su ayuda desinteresada en los momentos más difíciles y no lo olvidan.

Los mafiosos de Washington jamás podrán entenderlo.

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