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Bloqueo la víspera…

30 de octubre de 2017

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Llegamos a noviembre y en su primer día la Asamblea General de las Naciones Unidas será, una vez más, testigo del repudio mundial al bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba por más de 55 años.

Este miércoles volverá a votarse el proyecto de Resolución presentado por Cuba donde denuncia, fundamentalmente, cómo se ha aplicado esa política genocida de los gobiernos norteamericanos, entre abril de 2016 y junio de 2017.

Nada ha cambiado, excepto el recrudecimiento de medidas encaminadas a asfixiar la economía de la Isla y con ello afectar los beneficios sociales que la Revolución siempre ha garantizado al pueblo cubano.

La Organización de Naciones Unidas, una gran sala donde se reúnen representantes de todos los países del mundo, será testigo de las voces de quienes, año por año, llegan desde África, Asia, Europa, América Latina y el Caribe, para exigir el fin de las sanciones a la isla solidaria, soberana e independiente que aún en las peores condiciones económicas, nunca ha renunciado a serlo y resiste con estoicismo.

Veremos al o a la representante del imperio, con su arrogancia de costumbre, marcar el voto en contra de la Resolución cubana, no importa que una vez más esté solo o únicamente acompañado por alguno de sus aliados más íntimos.

La abstención norteamericana el pasado año, tras el calificativo de un “bloqueo obsoleto y sin resultados” dicho por el entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama, volverá a su cauce de voto en contra, esta vez por los representantes de la administración de Donald Trump.

Y no quiere decir que la abstención en la Asamblea pasada por parte de Obama, implicara de verdad un cambio de política que favoreciera derrumbar las bases del bloqueo.

Mucho menos que cesara la persecución contra quienes, en cualquier rincón del Planeta, se arriesgaran a vender una medicina, un equipo médico, un componente vital para salvar vidas u otros renglones necesarios para la subsistencia de un país.

Nada había cambiado con las medidas de Obama que pretendían doblegar a Cuba, solo que usando otros métodos, pero encaminados a los mismos objetivos.

No obstante y bajo la presión obstinada de un sector mafioso instalado en Miami y con poderes dentro del Congreso de Estados Unidos, el 16 de junio de 2017 el presidente Donald Trump firmó el “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de Estados Unidos hacia Cuba”.

Esta directiva establece una nueva política, que proclama entre sus objetivos, recrudecer el bloqueo contra la Isla, y así se recoge en el documento presentado por Cuba y que será votado este 1 de noviembre en la ONU.

Volverán los pueblos del mundo a sentir la frustración de no ver solución alguna ante un llamado universal que se repite cada año y que el gobierno estadounidense hace oídos sordos y responde con más bloqueo, más amenazas y más violaciones de todo tipo ante la comunidad internacional.

También una vez más los pueblos africanos, latinoamericanos y caribeños, asiáticos, europeos y de los propios Estados Unidos, verán levantarse la voz de Cuba y con ella la solidaridad mundial que, aunque no sea escuchada por el arrogante imperio, tiene el gran valor de la dignidad y la fortaleza de los principios.

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