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Bloqueo 2013 (I). Las falsas expectativas

18 de octubre de 2013

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Fue en el año 2009, al asumir la presidencia de Estados Unidos el actual mandatario, Barack Obama, cuando una expectativa, que luego resultó falsa, se creó tanto en esa nación como en muchas otras partes del mundo.
El hecho de que fuera el primer presidente negro, que representara al Partido Demócrata y que supuestamente estuviese vinculado con el sentir de la mayoría de su pueblo sobre la necesidad de cambiar políticas erróneas unas, gastadas otras, y hasta genocidas en el caso de las guerras, heredadas de administraciones anteriores, contribuyó al clima de esperanza de cambio.
Respecto a Cuba, ese mismo año 2009, ya embestido como mandatario, Obama anunció lo que llamó un nuevo comienzo con Cuba y aseguró su convicción de que podría llevar las relaciones entre Estados Unidos y la Isla hacia otra dirección.
Sin embargo, como se recoge en las conclusiones del Informe de Cuba a la ONU en reclamo del levantamiento del bloqueo, “más allá de lo expresado entonces y de la engañosa retórica ulterior, la realidad es que durante los últimos cinco años se ha producido un persistente recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, especialmente en su dimensión extraterritorial, a pesar del rotundo rechazo internacional que concita dicha política”.
La administración Obama, al igual que lo ha hecho respecto al prometido cierre de la cárcel en la ilegal base de Guantánamo, en territorio cubano, lejos de cumplir sus ofrecimientos, ha engrosado la ya larga fila de mandatarios obtusos, que se han dejado llevar por las corrientes más retrógradas y extremistas dentro de su gabinete y del Congreso norteamericanos.
Respecto al criminal bloqueo muchos son los ejemplos que aparecen en el documento que presentará Cuba a finales del presente mes de octubre ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Llámese embargo, que es como prefieren decir los mismos que lo aplican con toda fuerza o los medios de comunicación que se prestan para servir tales políticas, o llámese bloqueo, que es la realidad de cada medida que emplea Washington contra nuestro país, lo que nadie puede obviar es que es una política encaminada a hacer que el pueblo cubano tenga carencias, sufra por falta de medicamentos o tecnologías necesarias para su desarrollo; gaste cifras que unas veces son el doble o el triple en la adquisición de algún artículo o de un medicamento imprescindible para salvar la vida de un niño o un adulto.
En fin, el gobierno de Barack Obama, como las más de diez administraciones anteriores, sigue aferrado a la idea de que bloqueando a Cuba, haciendo sufrir a su pueblo, hará claudicar a la Revolución.
Una vez más, en la sala de Naciones Unidas, la voz de Cuba se levantará para denunciar esa “política absurda, obsoleta, ilegal e insostenible que no ha cumplido ni cumplirá el propósito de doblegar la decisión patriótica del pueblo cubano de preservar la soberanía, la independencia y el derecho a la autodeterminación”, como se expresa textualmente en el citado Informe.

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