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Biden promete más que Obama

13 de julio de 2020

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No seríamos sinceros si decimos que no nos alegramos cuando Barack Obama llegó a la presidencia de Estados Unidos, no sólo por ser negro y descendiente de africano, sino por promesas que parecían muy concretas, humanas y capaces de ser aprobadas, principalmente en el sector sanitario, al contar su Partido Demócrata con la mayoría en ambas cámaras del Congreso.

Pero todo, realmente, fue un fiasco, al dejar numerosas promesas incumplidas, cuando ya en un segundo mandato no tenía mayoría legislativa.

Su vicepresidente, Joe Biden, es el candidato escogido por los demócratas –con aprobación del establishment– para sustituir al imprevisible Donald Trump, ídolo de los supremacistas blancos y las diversas “gusaneras” con sede en Miami. Muy inteligente para los negocios, evitar pagar impuestos y acumular riquezas en la fortuna familiar, pero incapaz de hacer algo honesto para su pueblo.

Empero, Biden se ha trazado promesas que pienso serán muy difíciles de cumplir, si no supera su actuación pálida en la época de Obama.

El candidato demócrata, al frente en las encuestas –nunca fiables–, se opone a la fallida y tardía política de Trump para combatir la epidemia, es partidario del aislamiento social al efecto, yafirma que muchas de esas medidas y otras internas y externas serán eliminadas si es electo.

En su programa contempla un aspecto amplio e interesante en lo que respecta a la justicia, que se debe abordar.

Igualdad, equidad, justicia: estas ideas forman el credo estadounidense, dice, al admitir que “nunca hemos estado a la altura y no siempre lo hemos hecho bien… Esto es especialmente cierto cuando se trata de nuestro sistema de justicia penal”.

Actualmente, muchas personas están encarceladas en los Estados Unidos, y la mayoría son personas de color, por lo cual Biden propone construir comunidades seguras y saludables, repensar a quién se envía a la cárcel, cómo tratar a los que están en ésta y ayudarlas a obtener la atención médica, la educación, los empleos y la vivienda que necesitan para reincorporarse con éxito a la sociedad después de cumplir sus sentencias.

El Plan Biden para fortalecer el compromiso de Estados Unidos con la justicia se basa en varios principios básicos:

Reducir el número de personas encarceladas y, al mismo tiempo, la delincuencia. “Nadie debe ser encarcelado solo por el consumo de drogas. En cambio, las personas deben ser dirigidas a tribunales que tratan con personas involucradas con las drogas y recibir tratamiento. Reducir el número de individuos encarcelados disminuirá el gasto federal penal. Estos ahorros deben ser reinvertidos en las comunidades afectadas por el encarcelamiento masivo”, acota.

Es algo más exacto cuandoplantea que el sistema de justicia penal no puede ser justo a menos que se erradiquen del sistema las disparidades raciales, de género y con base en el ingreso. “Las madres y los padres afroamericanos deben sentirse tranquilos de que sus hijos están seguros caminando por las calles de Estados Unidos. Y, cuando un oficial de policía se pone la insignia de protección y sale por la puerta, la familia del oficial debe saber que volverá a casa al final del día. Además, las mujeres y los niños se ven afectados de manera única por el sistema de justicia penal, y este debe abordar sus necesidades únicas”, considera.

Piensa que el sistema de justicia penal debe estar enfocado en la redención y la rehabilitación, asegurarse de que los individuos previamente encarcelados tengan la oportunidad de ser miembros productivos, que no es sólo lo correcto, sino hará crecer la economía.

Toca un punto importante, obviado por las últimas gobernanzas, al afirmar que nadie debería estar obteniendo ganancias excesivas del sistema de justicia penal.

Biden pide la aprobación inmediata de la Ley SAFE de Justicia del congresista Bobby Scott, un proyecto de ley integral basado en evidencia para reformar el sistema de justicia penal “desde la reforma inicial de la sentencia hasta las políticas finales de liberación”. El Plan Biden también irá más allá,al tomar lo que califica de medidas audaces para reducir la población carcelaria, crear una sociedad más justa y hacer que las comunidades sean más seguras, mediante:

La prevención de la delincuencia y proporcionando oportunidades para todos; la eliminación de las disparidades raciales y garantizando sentencias justas; el ofrecimiento de segundas oportunidades; y la reducción de la violencia en las comunidades y apoyando a sus sobrevivientes.

Y esto es a grandes rasgos uno de los puntos más importantes de un programa ambicioso, que tendrá que esperar para saber si se puede hacer realidad o, más preciso, que pueda ponerse en marcha, sin justificación, ni vacilaciones. Veremos.

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