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Barruntos golpistas en Colombia

20 de marzo de 2022

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Ante el retroceso del uribismo y el notable avance de la izquierda en las recientes elecciones legislativas, el impopular mandatario de Colombia, Iván Duque, ha indicado a las fuerzas armadas el peligro de que Gustavo Petro llegue a ganar los comicios presidenciales de fines de mayo próximo.

No ha bastado que el falsamente centrista Centro de la Esperanza, impregnada de uribistas, renuncie a su candidatura de Sergio Fajardo para unirse a la también coalición derechista de Equipo por Colombia para que Federico ”Fico” Gutiérrez se enfrente al favorito Petro, de la ascendente coalición izquierdista Pacto Histórico.

La fuerza de esta coalición obligó a la controvertida Registraduría a recontar los votos de la cuarta parte de las mesas electorales en las que no se habían contabilizado ni un solo sufragio a favor de sus candidatos, lo cual le hizo ganar otros tres escaños, elevándolos de 16 a 19 en el Senado, convirtiéndola en la mayor fuerza de ambas cámaras, aunque con mayoría derechista en general, gracias a una maquinaria bien engrasada en la que cuenta con el aval de los medios de comunicación.

Así, tras la victoria de su coalición en las legislativas del domingo 13, el senador Gustavo Petro se consolida en el primer lugar de los sondeos de cara a las elecciones de mayo próximo y crecen las esperanzas en el país de un cambio político histórico tras décadas de guerra y hegemonía de la reacción.

Empero, muchos analistas consideran que la derecha no se dejará ganar limpiamente el poder, por lo cual surgen ahora las ya mencionadas amenazas de Duque y de elementos militares para impedirlo, siempre con el ánimo de preservar las riquezas obtenidas con el narcotráfico, clientelismo y abyección a la política del imperialismo norteamericano.

Recuerden que Colombia es el único país latinoamericano que pertenece a la agresiva Organización del Tratado del Atlántico Norte, enviado soldados a diversas aventuras agresivas del imperialismo y entrenado a mercenarios especializados en asesinar y respaldar golpes de Estado, así como es sospechoso de acoger laboratorios biológicos de Estados Unidos, donde se pueden fabricar las internacionalmente prohibidas armas de ese tipo.

Pero de una manera u otra, en medio de la mencionada amenaza, masacres y asesinatos selectivos, la izquierda ha hecho historia en Colombia, un país signado desde hace décadas por el neoliberalismo económico y la violencia política.

Por supuesto que hace falta una constante alerta y movilización popular para completar el giro político que se inició con las elecciones legislativas si su candidato, el senador y ex integrante de la guerrilla urbana M-19 Gustavo Petro, gana las elecciones presidenciales, como auguran las encuestas. Al igual que Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, el colombiano insistió con sus aspiraciones a pesar de las sucesivas derrotas sufridas, amplió su base aliada e imprimió un barniz de pragmatismo a su tercera candidatura para conseguir lo que hasta hace unos años parecía imposible: llegar como favorito indiscutido a las urnas.

Coincido con numerosos analistas honestos que se puede cumplir el pronóstico de la victoria de la izquierda en Colombia, una nación con más del 80% de su población en la pobreza o sus límites, a pesar de sus exportaciones de café, esmeralda y flores de alta calidad, además de sus atractivos turísticos, independientemente de las entradas hipermillonarias por el narcotráfico, que van a para a las manos de los explotadores de siempre.

 

CONDICIONANTES GEOPOLÍTICAS

Colombia es el país que más asistencia militar -tanto en el capítulo antinarcóticos como antiinsurgente- recibe de Estados Unidos en la región. Iván Duque –un asiduo en los banquetes de las gusaneras cubana y venezolana en Miami. fue recibido en la Casa Blanca por Joe Biden para firmar la adhesión de su país como aliado extra OTAN, una calificación legal que Washington le otorgó solo a otros dos países de la región en momentos de identificación política muy especiales: en 1998 a la Argentina de Menem y en el 2019 al Brasil de Jair Bolsonaro. Sin embargo, pese a las relaciones carnales que marcaron la relación de los últimos gobiernos colombianos con la Casa Blanca, los resultados de las elecciones legislativas demuestran la posibilidad del triunfo presidencial de Petro.

La revista colombiana Cambio resumió la gran elección hecha por la plataforma progresista Pacto Histórico, que la convirtió en la fuerza más importante del Senado, porque tendrá 19 curules y, gracias a las coaliciones podría jugar a lograr mayorías si la alianza Verde Esperanza se une con los Comunes y los indígenas y, así sumar 37 sillas, con la oposición de una derecha que articulada suma 34 escaños. En Diputados, la fuerza de Petro quedó segunda, por detrás del Partido Liberal; sin embargo, en ambas cámaras, el nuevo mapa político colombiano visibiliza que ya no hay dos o tres fuerzas mayoritarias repartiéndose los votos, un hecho que obligará al próximo presidente a tejer alianzas legislativas.

Ya Petro lo había adelantado cuando participó en la asunción del presidente chileno. Gabriel Boric. Ambos integran una oleada progresista regional renovadora, de sesgos semejantes, pero también distintos, con un perfil emancipador de líderes latinoamericanos de principios de siglo como Néstor Kirchner, Lula y Hugo Chávez.

Lo describió el diario chileno La Tercera el mismo día de la asunción: “Boric está a la vanguardia de una nueva conciencia en América Latina sobre el cambio climático y su relación con la desigualdad… Para Petro la nueva línea divisoria está entre la política de la vida amigable con el medioambiente y el tipo de modelos económicos que perpetúan la extracción de combustibles fósiles respaldados por lo que él llama la política de la muerte”.

Gloria Florez, un ex referente de la coalición Alianza Verde que obtuvo su banca como senadora en el distrito de Bogotá, enumeró las tres banderas programáticas centrales de Pacto Histórico: transición energética, reforma tributaria y reforma rural.

Anticipó que un gobierno de Petro buscará gravar la riqueza offshore y los patrimonios rurales ociosos: “Construiremos una reforma tributaria para elevar el impuesto a los dividendos, gravar la renta presuntiva para fortunas en paraísos fiscales, y aumentar el impuesto predial para latifundios superiores a cierto nivel de hectáreas y tierras improductivas”.

En campaña, Petro se muestra proclive a “descarbonizar” la matriz energética nacional; es decir, pretende disminuir el desarrollo petrolero a favor de impulsar proyectos de producción de energía eólica. “Debemos transformar la matriz energética para que, de manera transitoria, no solo dejemos de consumir en las magnitudes actuales carbón y petróleo, también para lograr que nuestra economía dependa cada vez menos de la exportación de estas materias primas”, justificó Florez, socióloga de la Universidad de Santander y fundadora de la reconocida organización de derechos humanos MINGA.

Sin embargo, la senadora Florez advirtió que la derecha podría orquestar un fraude para no ceder la presidencia, como también lo notó en estas legislativas: “La Registraduría Nacional cada vez coloca más barreras para que no se haga un conteo transparente de los votos. El gobierno nacional no tiene control del orden público en todas las regiones. Recientemente, hasta el Defensor del Pueblo prohibió el desplazamiento de sus funcionarios a zonas apartadas del país donde el accionar de los grupos armados ilegales limitan la movilidad de las comunidades”.

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