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Balcanizando África

28 de abril de 2020

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Hace poco el portal colega Cubasi hacía hincapié sobre el incremento de las bases de Estados Unidos en África, indicando la poca divulgación que de ello existe, y pienso que es parte de todo un entramado de las potencias occidentales en general para lograr su viejo sueño de balcanizar a las naciones del continente para la mejor explotación de sus riquezas.

Para ello cuenta con abundantes recursos, la venalidad de algunos gobiernos locales, la exacerbación de las diferencias étnicas y tribales, en fin, todo lo que tienda a dividir, además de dar al traste con la cada vez mayor presencia de China y la menos de Rusia, ambas con inversiones que ofrecen mejores ventajas y eluden la explotación a la que están acostumbradas a ejercer los consorcios adscriptos al Imparto y sus socios europeos.

Pero también EE.UU., cuenta con el apoyo militar y económico de Israel, que ha logrado introducir sus tentáculos en Yibutí y Somalia.

Quizás el ejemplo más elocuente es el de la República Democrática del Congo (RDC), que vive una prolongada guerra, y ahora también como el resto del continente, se ve amenazada por la pandemia del coronavirus Covid-19.

Así como buscan cambiar las fronteras de Sykes-Picot de 1916 (creadas por ellos mismo), de la misma manera tratan de reconfigurar las fronteras actuales de los países africanos pactadas en la conferencia de Berlín de 1885, para balcanizarlo y saquearlo con más facilidad.

Nigeria, Níger y Sudán han sido víctimas de estos intentos imperiales, que ya lograron escindir el territorio sudanés y crear guerras fratricidas que eliminan obstáculos, desgastan pueblos y abren camino al devastador saqueo.

El increíble impune crimen contra Yugoslavia, a la que escindieron totalmente, lo están repitiendo con una de las naciones con más valiosos mentales y recursos en el mundo: La República Democrática del Congo (RDC).

Aunque a veces se afirma que las guerras allí han terminado esto no es enteramente cierto, porque se mantienen conflictos que se expanden de vez en cuando.

Se afirma que la RDC es un lugar bendecido y a su vez maldecido por su enorme cantidad de recursos naturales, con el conflicto más fuerte desde terminada la Segunda Guerra Mundial, donde las víctimas de esta guerra ya supera los 6 millones, y Occidente es cómplice con su silencio y saqueo impune.

La situación no ha cambiado mucho desde que Leopoldo II esclavizó y mató a más de la mitad de la población (en lo que se conocía como Congo Belga), para robarles el caucho y el marfil. Hoy las multinacionales extranjeras buscan el coltán, el cobalto, los diamantes, el cobre y el oro, entre otras variedades de minerales que se encuentran en la RDC. Todas ellas representan materias primas para el desarrollo del mundo tecnológico moderno.

Y esto es solo un esbozo de la gran tragedia que vive este pueblo, que también ocurre, con diferentes matices, en otras naciones del continente.

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