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Augurios posibles para el 2018

30 de diciembre de 2017

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El decursar del año 2017 que recién concluye permite augurar, en la medida de lo posible, que su sucesor en el almanaque será uno en el que la lucha de los pueblos por la justicia, la independencia nacional, la solidaridad y la integración regional no cejará en las diferentes zonas del planeta para hacer frente con posibilidades de éxito a las amenazas que penden sobre sus cabezas y a la solución de las más peligrosas situaciones que hoy los envuelven, incluidos los desastres naturales acelerados por el cambio climático.

Deberán enfrentar sin vacilación el poderío adverso del capitalismo neoliberal y todo lo que esta concepción significa y arrastra –independientemente de la situación económica mundial– siempre en condiciones desfavorables a los que menos o nada tienen y a nivel de países a los más pobres, menos desarrollados, más explotados y con menos posibilidades de defenderse, aun cuando algunos tengan la voluntad de hacerlo.

Una síntesis de esos colosales desafíos quedó expresada en la llamada Estrategia de Seguridad Nacional para 2018 que acaba de ser proclamada por el gobierno imperialista de Estados Unidos encabezado –no sin tropiezos y grandes cuestionamiento internos–, por el magnate Donald Trump quien no contento con manejar a su complicado país como una empresa de su propiedad quiere al parecer extender esas pretensiones al resto del mundo.

Quien lea detenidamente la mencionada Estrategia no necesita ser un experto para entender sus propósitos amenazantes y llenos de falsas premisas, escondiendo ambiciones de dominación imperial con el pretexto de defender una “seguridad nacional” supuestamente en vilo.

El poderoso complejo militar-industrial será el beneficiario una vez más de3 los 700 mil millones de dólares otorgados a los gastos de defensa en el recién aprobado presupuesto, mientras la reforma fiscal disminuye los impuestos al gran capital y deja a millones de estadounidenses sin seguro médico.

Por su parte, Rusia y China emergen cada vez más como potencias responsables y prudentes, capaces de afrontar las más complejas situaciones con responsabilidad y apego a las leyes internacionales, en particular a la Carta de las Naciones Unidas, organización que ha sido atacada y despreciada reiteradamente por la actual Administración de la Casa Blanca.

El año que termina prosiguieron los avances económicos de Beijing, muy en particular los relacionados con la Franja y Ruta de la Seda; Rusia obtuvo una impresionante victoria militar sobre la banda terrorista Estado Islámico en Siria y contribuyó así de manera efectiva y palpable a la lucha contra el flagelo del terrorismo a escala mundial.

Del equilibrio que logre establecerse entre las fuerzas negativas que actúan en favor de la agresión, la violencia y el desconocimiento de las leyes y organizaciones internacionales y las que pugnen constructivamente por lo contrario, dependerá en buena medida que pueda detenerse durante el año que comienza la mano de los mercaderes de la guerra y sus terribles consecuencias.

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