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Aterrizaje forzoso del avión de la mentira

12 de julio de 2014

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Luego de gastar decenas de millones de dólares de los contribuyentes y formar parte de la política de agresión y cerco a Cuba, el programa AeroMartí, que transmitía señales radio y televisivas desde un avión hacia la Isla fue finalmente cancelado por el Congreso de Estados Unidos.
Fue todo un aterrizaje forzoso que demostró la obstinada hostilidad de Washington contra nuestro país, que en este caso incluyó desde desvío de recursos hasta el fracaso de las tecnologías puestas al servicio de la subversión.
El Congreso canceló desde abril el programa AeroMartí, que aunque tuvo audiencia casi cero en Cuba malgastó más de 35 millones de dólares entre el 2006 y el 2013, a pesar de los reportes y testimonios que indicaban la impenetrabilidad del espectro radiotelevisivo cubano.
TV Martí, la televisión que nunca se vio y su colega radial de la mentira se estrellaron con la inventiva de los técnicos cubanos, que se las arreglaron para amurallar la Isla frente a las señales emitidas por el avión que ahora fue condenado a tierra.
Los sectores de la mafia anticubana y sus acólitos en las estructuras de poder se las habían arreglado para evitar la condena a muerte de un programa que recibió críticas por todos lados.
Un informe de la Goverment Accountability Office enviado al Congreso en diciembre del 2011, instaba a la Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG), una agencia federal independiente que supervisa a la OCB y otros medios estadounidenses internacionales, a entregar información adicional sobre su programa de Cuba, pues no se tenían “datos válidos” acerca de la audiencia de Radio y TV Martí ni sobre “la relación entre el costo y la efectividad de varios métodos de trasmisión”.
Aquel texto citaba entonces que entre el 2003 y el 2008 encuestas telefónicas arrojaron que menos del dos por ciento de la población adulta, con líneas telefónicas fijas, accedían a las emisiones de TV o Radio Martí.
Para entonces, el colmo fue que representantes anticubanos reclamaron que la operación se mantuviera, aunque fuera como un símbolo.
La cancelación del programa no significa que se detienen las actividades y planes por subvertir la situación en Cuba. Los fondos que antes se destinaban a los vuelos diarios ahora serán utilizados en otros programas del tipo ZunZuneo, que entran en la nueva filosofía de guerra de los Estados Unidos.
En reciente reunión en Miami, los directivos de las emisoras reconocieron que se están moviendo hacia las redes sociales con la finalidad de penetrar en la Isla, mediante multimedias, servicios de mensajes de texto a través de celulares, la distribución de Dvds, de memorias flash y otros artilugios y métodos.
El objetivo es claro: diseminar los mensajes armados en Estados Unidos y tratar de influir en sectores de la población con propósitos ajenos a los programas de la Revolución Cubana.
Ya lo había advertido antes el presidente Raúl Castro sobre los intentos de destruir al proceso revolucionario cubano mediante los llamados “golpes suaves”, al estilo de lo que ha ocurrido en otras latitudes donde tales aprestos han culminado en violencia y guerras civiles e intervenciones extranjeras.
Sin embargo, para tales planes las tropas subversivas de TV y Radio Martí andan con problemas de “baja moral”, según entrevistas realizadas el pasado año a trabajadores de esas emisoras.
Ellos aducen que “la administración actual no se comunica con efectividad y la toma de decisiones carece de transparencia”.
“Muchos empleados expresaron miedo a represalias por parte de la administración si hacen alguna crítica”, suscribió el informe de un equipo de inspectores que investigó en las oficinas en Washington y Miami así como en las estaciones de transmisión en Marathon y Cayo Hueso.
Así, con el avión en tierra y las transmisiones que los cubanos no se creen, Radio y TV Martí siguen siendo anacronismos de la obstinada política anticubana de Estados Unidos contra Cuba, que sigue gastando millones y millones en emitir mentiras y bloquear a nuestro pueblo.

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