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Asia-Pacífico: Pretensiones de aislar a China

28 de abril de 2014

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Tras las reiteradas declaraciones de la Administración Obama en cuanto a que la región Asia-Pacífico constituye la primera prioridad de todo tipo en materia de política exterior imperial, nada tiene de extraño el recorrido efectuado en estos días por el presidente Barack Obama a países asiáticos que son considerados por Washington entre los más cercanos socios y puntos de apoyo y otros a los que busca atraer a su esfera de influencia.

Un recorrido semejante estuvo fijado para hace siete meses, pero las dificultades internas que culminaron en el “cierre” parcial del gobierno y las controversias con el Congreso por la elevación del techo de la deuda motivaron su aplazamiento entonces.

Hoy la situación regional exhibe nuevas complicaciones y de ello son muestra los conflictos territoriales que emergen entre Japón y China por los discutidos islotes Daeyu y las constantes provocaciones y amenazas contra la República Popular Democrática de Corea, que este país se ve obligado a hacer frente mediante constantes movilizaciones  militares.

El Comité de Relaciones Exteriores  del Senado de  Estados Unidos ha emitido una declaración donde exhorta al Ejecutivo a destinar aún más recursos para reforzar las alianzas en Asia-Pacífico y a reiterar a los más allegados el “compromiso perdurable” del Imperio en su defensa, asegurándoles que “estamos con ellos para el largo plazo”

En definitiva, semejante palabrería puede resumirse en la urgencia de acelerar todas las maniobras y rejuegos políticos que puedan conducir a un aislamiento de China, exacerbando cuantas diferencias existan o pueden ser intencionalmente provocadas entre el gigante asiático y sus vecinos.

Por supuesto, la dirección China no ignora tan evidentes propósitos y prosigue de manera serena pero firme, en lo interno, sus planes de desarrollo que la encaminan a ser la primera potencia económica mundial y en lo externo los programas de cooperación y comercio activo, con beneficio y respeto mutuos, sin las presiones e interferencias voraces e imperiales que caracterizan a Estados Unidos.

En Asia-Pacífico, -como en otras regiones del mundo,- también se le hace tarde al  Imperio, que no puede dejar de ser como es ni alterar su naturaleza pues dejaría de ser lo que es, aproximando su derrumbe fatal e inexorablemente.

No hay que ser muy visionario para comprender que los intentos fallidos, exacerbados durante la Administración Obama, por aislar a China, -y también a Rusia,- no son más que vahídos postreros de un sistema en decadencia y presa de sus propias contradicciones, que en su afán de aislar a los demás se aísla a sí mismo.

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