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Armas biológicas: desenmascarado EE.UU. una vez más

16 de marzo de 2022

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Que la hipocresía, la farsa y la mentira han sido las herramientas que han guiado a los gobiernos rectores de la política y la diplomacia de la nación imperial estadounidense a lo largo de su bicentenaria historia -casi sin excepción- acaba de ser puesto de manifiesto una vez más.

Esta vez, ha sido en ocasión del conflicto armado entre Ucrania y Rusia, cuando las fuerzas rusas que toman parte en la operación militar llevada a cabo tuvieron acceso a documentos supuestamente secretos que constataron la creación dentro de las fronteras del país ucraniano de más de veinte laboratorios distribuidos en todo su vasto territorio y dedicado a la experimentación con agentes biológicos de la más alta peligrosidad, que serían destinados a su incorporación a armamento letal de uso militar, expresamente prohibido por las convenciones internacionales vigentes.

Quedó claro que el montaje, organización y financiamiento de tal red de laboratorios corrió a cargo del gobierno de Estados Unidos, con la complicidad de gobiernos ucranianos, y que su propósito, experimentación y fabricación, aunque fuera con fines pacíficos como hoy alegan tras ser sorprendidos, es una violación flagrante de la ley internacional que incluye a todos, sin excepción, incluso a los frustrados aspirantes al ingreso en la OTAN y a sus patrocinadores.

Es oportuno recordar que el gobierno imperialista de turno en Estados Unidos utilizó en más de una ocasión el pretexto de la fabricación y posesión de armas biológicas por parte de eventuales o supuestos adversarios para lanzar sus guerras de agresión más recientes contra Iraq, Siria y Libia; también bombardeó a Sudán con similares pretextos y no excluyó veladas acusaciones contra la ex Unión Soviética, otros países socialistas europeos y China.

Jamás presentó pruebas de nada. Para colmo, el ex secretario de estado yanqui Colin Powell confesó -poco antes de fallecer- que las acusaciones por él presentadas ante el Consejo de Seguridad de la ONU para justificar la guerra y ocupación de Iraq eras todas falsas y que las comprobaciones en contrario hechas por la Organización Internacional de Energía Atómica estaban en lo cierto, asegurando que ese país árabe no poseía tales “armas de destrucción masiva”.

La angustiosa historia de la Humanidad nos confirma que no hay imperio que no haya sido construido sobre la base del fariseísmo, el engaño y el doble rasero. Obviamente, es el caso del imperio yanqui.

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