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Argentina sí está en el candelero

14 de noviembre de 2020

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De Argentina no se habla mucho en estos días, pero lo cierto es que las más recientes informaciones sorprenden a cualquier observador y obliga a ello.

Nada bien cayó que un grupo de militares retirados, que apoyaron al anterior régimen de Mauricio Macri, acordara crear una comisión de enlace para vigilar la situación nacional, con el avieso propósito de evitar que al gobierno de Alberto y Cristina Fernández no se les vaya a ir la mano en las reformas estructurales que piensan hacer, y que responden a las necesidades de mejorar una economía extremadamente endeudada y agravada por la actual pandemia de la COVID-19.

Algunos observadores afirmaron que algunos de los generales retirados estuvieron activos cuando Gran Bretaña hundió al navío San Juan durante la guerra de las Malvinas, y que no habían actuado a tiempo para rescatar a muchos de los marinos que se ahogaron.

Por lo pronto el gobierno rechazó que esos militares retirados intervinieran en asuntos que no le competen, y más ahora cuando trata de suspender por cuatro años el pago de la deuda que Macri contrajo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ahora el gobernante Frente de Todos está en la tarea de unir a los partidarios de las reformas estructurales, y que la ecuación comience a resolverse sin condenar al pueblo a la extinción por hambre.

Asimismo, en medio de las trabas imperiales, están convocando a inversores del espacio global a apostar por un país al que ni Estados Unidos ni la Unión Europea han mirado hasta ahora más que con ojos ávidos de obtener ventajas unilaterales, protegiendo su mercado propio y exigiendo a Argentina que abra el suyo.

China, Rusia y la India no exigen esto. Son, en ese sentido, socios más confiables. Abrirse al mundo es, también, despojarse de anteojeras ideológicas y es, además, ejercer la soberanía nacional contra viento y marea. El problema aparenta ser económico, pero es, en esencia, de decisiones políticas.

Es la única manera de no ajustar, porque es la única manera de solucionar el déficit sin matar a un pueblo que nunca se dejará matar. El asunto es aumentar la producción creando trabajo mediante inversiones genuinas que vendrían de actores del escenario global más interesados en el orden mundial multilateral que en expoliar a un continente en función de un expansionismo que no practican.

De ahí que el gobierno trata de enfrentar con éxito al nuevo coronavirus y pretende suspender los pagos de la deuda al FMI, y se pone al lado del multilateralismo como principio rector de un nuevo orden internacional.

Pero, para ello. América Latina debe ser libre y soberana. Es un caso típico de coincidencia del interés nacional de un actor con el interés nacional del otro actor. Rusia y China, por caso, tal vez no tendrían objeción a la entrada de una Argentina estable en los BRICS.

Con Lula fue posible plantear la cuestión. Una razón más, entonces, para transitar el camino que empezaron a caminar Alberto y Cristina Fernández cuando incorporaron a su agenda la libertad de Lula, ya conseguida. Este también es un tema político, aunque parezca jurídico.

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