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Antes y después del 2 de febrero

15 de febrero de 2019

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Una nueva situación se ha creado en el mundo a partir de 2 de febrero, con la decisión de Estados Unidos de abandonar el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF por sus siglas en inglés) anunciado por Donald Trump un día antes, decisión que se reafirmará en 6 meses.

Esa fue la noticia. La pregunta que se impone: ¿cuál fue la justificación para la opinión pública internacional?

Como estamos en la época de las noticias faltas (antes también existieron, pero no tantas) la parte estadounidense esgrime que no cambiará de opinión “a menos que Rusia vuelva a cumplir con lo estipulado en el documento”.

Como era de esperar Rusia negó de inmediato ser causante de incumplimientos  y demostró que el culpable fue Estados Unidos, demostrando con sólidos argumentos su posición.

Ahora bien, antes del 2 de febrero existía un tratado que limitaba el peligro del uso de misiles nucleares de corto y mediano alcance, aunque permanezcan en los polvorines de las potencias poseedoras de la mortífera arma cantidades suficientes de otros misiles capaces de para volar en pedazos el planeta más de una vez.

Ya no. Es como el grito desesperado de “sálvese quien pueda”, aunque evidentemente los poseedores de tal armamento pudieran creer que estarían a salvo de la destrucción que pueda ocasionar su uso.

Entre las principales reacciones ante la noticia vale la pena citar la de Jens Stoltenberg, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), quien aseguró que la Alianza no “tiene la intención de trasladar nuevos misiles nucleares terrestres a Europa.

Ante esta afirmación parecería que la organización militar fuera libre de tomar decisiones sin contar con la parte estadounidense. La situación es similar a la que confronta cada uno de sus miembros en cuanto a tener que acatar las órdenes de la Casa Blanca.

A eso se refirió el presidente ruso, Vladimir Putin en reciente entrevista periodística. “¿Creen que hay países europeos que quieren misiles estadounidenses de mediano alcance en Europa? Nadie los quiere, pero se quedan allí callados”, Para finalmente preguntarse: “¿Dónde está su soberanía?”.

Estados Unidos sigue imponiendo su política y arrastra tras de sí a las naciones europeas, algunas de las cuales forman parte del selecto club nuclear. Y mientras utiliza la mentira como arma política, no esconde sus intenciones militaristas.

Proyectan nuevas y más sofisticadas armas, miran al espacio exterior como zona de futuros conflictos, desean apoderarse de toda la riqueza que ofrece el Ártico y siguen con sus guerras locales y amenazas, como es la peligrosa escalada que llevan a cabo contra el legítimo gobierno de Venezuela.

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