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Ante la presencia de EE.UU. en el este de Europa

12 de noviembre de 2014

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No bastó con los mil millones de dólares adicionales para sufragar el gasto armamentista estadounidense en el este de Europa: el influyente lobby guerrerista que presiona en ambas cámaras del Congreso busca otros mil millones para el mismo fin, toda una orgía de dinero que se suma a los más de 600 000 millones del presupuesto bélico, sin contar con los “gastos secretos” de la inteligencia, con el fin de manejar organizaciones terroristas y penetrar gobiernos no afines para desestabilizarlos, entre otras trapacerías.
El capítulo Ucrania ha sido leiv motiv para el nuevo empuje norteamericano en sus planes de cercar a Rusa, independientemente de que ha relegado momentáneamente su “defensivo” Escudo Antimisiles, que trata de crear bajo el absurdo pretexto de un hipotético ataque atómico iraní a Europa.
Una de las cuestiones más recientes fue la acusación de un grupo de congresistas de que, luego de la adhesión popularmente aceptada de Crimea a la Federación, Rusia quiere desplegar en la península armas capaces de portar cargas nucleares, y exigió a Obama el cese inmediato de los contactos entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Moscú.
En una carta enviada al Presidente de Estados Unidos, los legisladores aseveran que Moscú ha tomado la decisión de desplegar en Crimea bombarderos estratégicos Tu-22M3 y sistemas Iskander-M que pueden disparar misiles de crucero R-500 de gran precisión y son capaces de portar ojivas nucleares.
El alcance de este misil es de unos 2 600 kilómetros, por lo que, a juicio del senador James Inhofe, su despliegue viola el Tratado ruso-estadounidense sobre los Misiles de Mediano y Corto Alcance firmado en 1997, que prohíbe fabricar y usar armas de emplazamiento terrestre con un rango de entre 500 y 5 500 kilómetros.
En reiteradas ocasiones, Moscú ha denunciado la violación de este apartado por los propios estadounidenses, especificando que se trata de desarrollo de misiles de alcance medio e intermedio utilizados para el ensayo de intercepciones de misiles.
“El despliegue de armamento nuclear en el territorio soberano de otro Estado sin su autorización es una decisión maliciosa y cínica”, sostienen los autores de la misiva, en la que advierten que esto permitirá a Moscú “acercarse a las puertas de las bases de la OTAN ganando así la supremacía militar en la región”, lo que supondría una “flagrante violación” del acuerdo.
Pero los estadounidenses no son tan inocentes e indefensos como aparentan, sino que a EE.UU. le preocupa que los Tu-22M3, Iskander-M e incluso los misiles de crucero X-35 puedan ser equipados con ojivas nucleares tácticas. Además, misiles X-35 pueden alcanzar su objetivo a una altura de unos tres metros sobre el nivel del mar, es decir, por debajo del nivel de la cubierta de la nave, por lo cual resultan difíciles de detectar para el radar.
Vadim Koziulin, profesor de la Academia de Ciencias Militares de Rusia, comentó al canal ruso Zvezda que en las bases militares estadounidenses hay más de 200 bombas nucleares tipo B-61, “lo que representa una grave violación del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares, que prohíbe la presencia de este tipo de armas en el territorio de los países no nucleares”.
Según él, Rusia ha planteado en repetidas ocasiones ante Estados Unidos la necesidad de la retirada completa de las armas nucleares tácticas del continente europeo, ya que Moscú las eliminó de Bielorrusia, Kazajstán y Ucrania hace veinte años, pero Washington todavía las conserva en cuatro países de Europa y en la parte asiática de Turquía.
Todas las recientes iniciativas de Moscú relacionadas con el control de armas en Europa no han tenido ninguna respuesta ni por EE.UU. ni por sus socios de la OTAN, a la que pertenece. Al contrario, EE.UU. ha desplegado sus bases de defensa nacional de misiles en Polonia y Rumanía, ha creado una infraestructura militar en los países bálticos y Bulgaria, y ha llevado a cabo maniobras en el Mar Negro y en el Báltico.
Un alto cargo del Estado Mayor del Ejército ruso explicó que “dotar a la península de las armas más avanzadas es una prioridad”, y precisó que el despliegue de los Tu-22M3 en Crimea ya está decidido, si bien no se completará hasta el 2016. En cuanto al sistema Iskander, este tipo de armas podría ser emplazado en cualquier parte del país.
Y aunque hay necesidad de un mundo libre de armas nucleares, las adecuadas respuestas a un ente agresor como Estados Unidos son de perentoria necesidad.

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