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Año argentino de frustración y resistencia

12 de diciembre de 2016

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Se cumplió un año de la llegada al gobierno de Argentina del partido de Mauricio Macri y el panorama no puede ser más desolador y deplorable en todos los sentidos, aunque sobresaliendo el tema económico y el crecimiento de la vulnerabilidad y la pobreza, que avanzan hacia los niveles críticos en que sumieron al país austral –hace no tanto tiempo– tristemente recordados regímenes que encabezaron Ménem y De la Rúa.

Aplicando el mismo dogma neoliberal que estos predecesores, el actual mandatario encadenó otra vez a la nación argentina a las más elevadas deudas, negoció desfavorablemente con los fondos buitres y nada hace por cumplir siquiera con algunas de sus vanas promesas de campaña electoral.

Mantiene aun, eso sí, el apoyo de los grandes monopolios de la comunicación a los que debe en gran medida los resultados de los pasados comicios, pues forman parte también del entramado empresarial agroexportador y bancario al que se enfrentaron los gobiernos de Nestor Kirchner y Cristina Fernández con sus políticas antineoliberales y en busca de mayores beneficios para los sectores menos privilegiados y aun los marginados, dentro de esa sociedad donde las diferencias clasistas son marcadas.

Muchos de los votantes que dieron a Macri la estrecha mayoría electoral están hoy entre los frustrados que lamentan su decisión comicial, víctimas de la confusión y la miopía insufladas por los medios que les impidieron ver más allá y desentrañar las verdaderas intenciones de quienes las ocultaron cuidadosamente hasta el momento de un triunfo basado en la mentira y el engaño.

A juzgar por los más recientes acontecimientos y las enormes movilizaciones populares que se suceden día tras día en todo el país, tal parece que esos frustrados se han unido a la mayoría de la población, participan en las protestas cotidianas y forman toda una poderosa e inquieta masa beligerante que crece ante los tarifazos y los despojos.

No es fácil predecir el futuro, pero la tradición de organización y lucha social de los argentinos no debe ser ajena a los desarrollos con que el régimen neoliberal insiste en llevar al abismo a los mayoritarios sectores de la población.

Las violaciones a los derechos humanos –tema muy sensible y reciente– y la participación activa en las conjuras contra la integración latinoamericana le añaden ingredientes de rechazo e inquietud a la grave situación que viene configurándose al cabo de solo un año.

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