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América Latina: ¿quiebre definitivo del neoliberalismo?

12 de diciembre de 2019

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Súbitamente –como suelen ocurrir los grandes cambios en nuestro continente– el llamado “fin del ciclo progresista” en América Latina y el Caribe se ha convertido en un probable quiebre definitivo del neoliberalismo, al hundirse en crisis varios de los regímenes que lo enarbolaban como vitrina y bandera, haciendo creer a los pueblos que por ahí estaba el camino de su prosperidad.

De Estados Unidos llegó la engañifa, atribuida al economista Milton Freedman y sus “Chicago boys” quienes aprovecharon la situación creada en Chile por el golpe militar de Pinochet y apoyándose en la represión y los crímenes desatados impusieron el modelo neoliberal a sangre y fuego, como solo podía hacerse con vistas a despojar a los trabajadores de las conquistas por tantos años anheladas y obtenidas bajo el gobierno constitucional de Salvador Allende, más otras alcanzadas en épocas anteriores.

Por eso no es casualidad que haya sido precisamente en Chile donde con mayor fuerza y organización tiene lugar el estallido popular contra el modelo neoliberal, exacerbado bajo el régimen de Sebastián Piñera.

Otra vez, como en 1973, la represión más brutal y violenta ha acompañado al capitalismo salvaje en sus intentos por imponer la desigualdad, la injusticia y el saqueo. Los Carabineros son los ejecutores, pero detrás de ellos están el imperialismo norteamericano, la insaciable oligarquía chilena y los grandes medios de comunicación a su servicio, como partes integrantes del mismo sistema.

El hecho se repite, con sus matices y características propias, en Ecuador, Colombia y Brasil. Cada uno de esos pueblos busca las vías y los medios con impaciencia y la lucha popular se recrudece en ellos, ante los aterrorizados y farsantes gobiernos de turno que pretenden culpar a otros de que en su propio país se hayan cansado de tanto engaño y tantas mentiras.

México y Argentina buscaron la salida por la vía electoral y obtuvieron resonantes triunfos que ahora deben consolidar y defender pues el Imperio y sus súbditos quieren la revancha y no darán tregua; conspirarán y elaborarán los más siniestros planes para reimplantar el modelo capitalista neoliberal, acompañado por la sumisión a Washington y la pérdida de la independencia y la dignidad nacional.

El ejemplo de Bolivia es contundente. Allí las masas populares no están dispuestas a dejarse arrebatar lo conquistado a lo largo de más de una década de Revolución Cultural Democrática y se enfrentan decididas al fascismo y la represión que enmascaran la esencia neoliberal de la contrarrevolución.

Evidentemente, los más recientes acontecimientos muestran con claridad las fisuras del modelo neoliberal en una magnitud tal que no ha sido posible ocultarlo por parte de sus mismos promotores y la prensa que le es adicta.

Sería riesgoso vaticinar si es el quiebre definitivo del neoliberalismo impuesto con la sangre de sus víctimas, pero no cabe duda de que nos encontramos ante desenlaces sin precedentes.

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