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América Latina: la bancarrota de los “derechos humanos”

14 de septiembre de 2020

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Inspirados y alentados por su socio y sostenedor, el régimen de Trump en Estados Unidos, suman ya varios los gobiernos actuales en América Latina que han hundido a sus países respectivos en una verdadera bancarrota de los “derechos humanos”, cubriendo de sangre, muerte y dolor a los pueblos que hoy son víctimas de tales prácticas y procedimientos.

Las oligarquías conducen el criminal proceso, que asume características propias según el país del que se trate, pero tienen todos como denominador común la defensa desesperada del capitalismo neoliberal, la dependencia y sumisión ante el imperialismo yanqui, la desigualdad social, la explotación sin límites y el blindaje de las clases dominantes para proseguir esta situación indefinidamente e impedir el más mínimo asomo de cambios sociales o políticos.

Las oligarquías latinoamericanas vienen de vuelta de lo ocurrido en las décadas iníciales del siglo XXI y no están dispuestas a un retorno semejante. Cuentan para ello con sus instrumentos habituales: los gobiernos; los partidos políticos afines; los tribunales y fiscales; los ejércitos, si es necesario; los medios hegemónicos de comunicación en cada país e internacionalmente y el apoyo de los diferentes regímenes gobernantes desde la Casa Blanca de Washington, unidos en ocasiones, -si es preciso,- a instituciones y sectas que hacen también causa común con los oligarcas llegado el momento de defender sus intereses compartidos, que sienten amenazados por el campo popular, sean materiales o espirituales.

La memoria y el recuerdo sangriento de las viejas dictaduras miliares palidecen ante la situación actual de no pocos países latinoamericanos en aparente “democracia” y regidos por gobernantes civiles que sirven de cobertura al nuevo engendro oligárquico. Son naciones que hoy se desangran en medio del crimen sistemático y la injusticia social.

Si vamos a señalar casos específicos, no podemos olvidar lo que ocurre bajo el régimen Uribe-Duque en Colombia, acompañado por adláteres semejantes en Ecuador, Chile, Bolivia, Paraguay o Brasil.

No es casual que entre los múltiples líderes sociales asesinados o encarcelados en muchos de estos países se encuentren los activistas, defensores o integrantes de los comités de derechos humanos, que voluntariamente se enfrentan con las armas de la verdad y la ley a esos regímenes serviles y corruptos.

Una mención especial merece el heroico Instituto de Derechos Humanos de Chile, que ha denunciado con firmeza y argumentación fundamentada las constantes violaciones que sucedan en ese país y son encubiertas de manera impune por políticos, jueces y medios de prensa.

Las recientes luchas populares latinoamericanas indican que la hipócrita bandera de los supuestos “derechos humanos” que el imperialismo pretendió enarbolar desde Washington contra Venezuela, Cuba, Nicaragua y otros países dignos e independientes, le ha sido arrebatada y ha pasado finalmente a manos de los pueblos.

Los “derechos humanos” yanquis han sido sepultados por Trump y están en bancarrota.

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