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Algo hay que hacer

21 de abril de 2017

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La nueva derrota sufrida por la contrarrevolución interna y externa para eliminar al Gobierno Bolivariano de Venezuela no debe dejar dormir sobre los laureles a cualquier que ame el proceso para hacer del país suramericano un ejemplo de lo que hay que hacer en las peores circunstancias.

Fue solo una batalla ganada contra quienes intentaron en vano ganar las calles de Caracas –firmemente ocupada por la Marea Roja chavista– y crear un caos que justificara una intervención extranjera, ahora avalada por hipócritas, genuflexas y cobardes cancillerías de algunos países que avalan los planes que el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, instrumenta bajo la batuta del imperialismo norteamericano.

“Luisito no era así”, recordaba un avezado, quizás misericordioso, revolucionario venezolano, refiriéndose a los tiempos en que el “simpático” personaje se las daba de izquierda, como algún que otro taimado personaje de la farándula latinoamericana.

Pero esto es lo menos preocupante, porque sí hay que considerar como el Imperio maneja a su antojo los principales medios de información, controla el mayor espacio cibernético y emplea mentes inteligentes para sembrar el odio contra el proceso revolucionario que se gesta en Caracas.

La Revolución Cubana, recordamos, fue muy combatida con todos los instrumentos manejados por el Imperio, incluso una derrotada invasión mercenaria, entre otros muchos males que hoy subsisten mediante un bloqueo que está “vivito y coleando”.

Pero los principales medios económicos del país fueron controlados por una Revolución que tenia su propio ejército, el que independizó por primera vez a la Patria, además de evitar que los medios de información diluyeran, tergiversaran y se pusieran al servicio de quienes buscaban la revancha contra los revolucionarios, como hoy está ocurriendo en Venezuela.

Cierto, ha sido así en otras naciones que están en el guión imperialista para acabar consus respectivos gobiernos, pero el que nos ocupa ahora es Venezuela, por lo que se hacenecesario contrarrestar la mentirosa propaganda que se difunde aprisa y ejerce efectos contraproducente en el sentir de quienes no estén bien informados.

Han surgido órganos alternativos que difunden la verdad venezolana, pero es insuficiente, por lo cual, como opinan algunos politólogos, se requiere un mayor vuelco de todo los factores diplomáticos que representan a Venezuela, a fin de que se conozca la realdad de lo que pasa y afinen sus instrumentos del pensar en crear métodos que hagan llegar la realidad al mayor número de ciudadanos en el mundo.

El Imperio vive de la ignorancia, y la maneja a su antojo, por lo cual hay que combatirla con la verdad.

Un ejemplo de lo que se puede hacer es el de desnudar la “preocupación” del Departamento de Estado norteamericano por lo que pasa en Venezuela, en una declaración que es todo un guión del plan para derrocar al gobierno de Caracas, como corroboró acertadamente el presidente Nicolás Maduro:

“El Departamento de Estado anuncia el Golpe de Estado en Venezuela, hoy lo publicaron, 18 de abril, 9:10 de la noche venezolana. Estuvimos leyéndolo y analizándolo en sus partes. Quien quiera ver el guión escrito para generar violencia, muerte y caos, que hemos logrado neutralizar y derrotar hasta el día de hoy de manera brillante, léase el comunicado (…) Allí está el plan, allí está el guión”.

En este contexto, se hace necesaria la divulgación del libelo imperialista, la denuncia mediante una unidad informativa interna y externa, con todos los medios que estén al alcance de la Revolución para evitar el caos que pretende Washington mediante una oposición que no está en capacidad de gobernar el país y recuperarlo.

Insisto, algo hay que hacer.

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