ribbon

Algo es algo, que puede ser mucho

4 de enero de 2016

|

 
Ya cuando languidecían las últimas luces de un complicado año 2015, el mandatario de Estados Unidos —quien inicia en este 2016 su último año en la Casa Blanca— decidió rechazar la construcción del controvertido oleoducto Keystone XL, concebido para transportar petróleo desde la región canadiense de Alberta hasta el estado norteamericano de Nebraska.
La decisión presidencial es algo, pero puede ser mucho, ya que ese proyecto ha sido objeto de las más diversas críticas por la afectación que produciría en el entorno climático de dos países.
Obama dijo que “el Departamento de Estado ha decidido que el oleoducto Keystone XL no cumple con los intereses nacionales de Estados Unidos. Yo coincido con esa decisión”.
En igual sentido el mandatario argumentó que con la construcción se ese oleoducto no se contribuiría a la disminución del precio de la gasolina en Estados Unidos, ni sería una fuente para crear nuevos empleos, ni ayudaría a reducir la dependencia energética foránea.
El citado proyecto se concibió desde hace siete años y su costosa ejecución implicaría un largo de 1 900 kilómetros de tuberías que trasladarían el petróleo.
Considerada como un triunfo de los grupos ambientalistas opuestos desde el principio a tal obra, la decisión —según Obama— ayuda a mantener el liderazgo de Estados Unidos en momentos en que se hace necesario un enfrentamiento eficaz contra los efectos del cambio climático.
El proyecto de oleoducto, cuestionado desde el mismo inicio de su concepción, tenía el propósito de transportar unos 830 000 barriles diarios de petróleo crudo y pretendía, además de unir otros oleoductos existentes, llegar en un futuro hasta el Golfo de México.
No obstante el rechazo del presidente Obama, la compañía TransCanada Corporation, la empresa canadiense que impulsaba el proyecto, ratificó que sigue plenamente comprometida con la construcción del oleoducto.
Anunció que revisaría todas sus opciones incluyendo la posibilidad de solicitar un nuevo permiso ante las autoridades estadounidenses.
Será este, sin dudas, uno de los tantos obstáculos que afrontará el presidente Barack Obama en los meses que le quedan en la silla de la Casa Blanca, más cuando tiene en su contra a un Congreso interesado en restar autoridad a lo que diga el mandatario.
Vale recordar que, aunque ha habido una gran oposición poblacional por la ampliación de la extracción de petróleo de esquisto, a través del método de inyección hidráulica, en la actualidad es este uno de los componentes principales en el derrumbe del precio del petróleo a nivel internacional, como política de Washington para afectar a grandes productores como Rusia y Venezuela, en medio de la guerra económica contra ambos países.
Extraer el petróleo de esquisto de las entrañas de las rocas implica un uso desproporcionado de agua y la utilización de componentes químicos dañinos para la salud, además de provocar contaminación en ríos y fuentes subterráneas de agua.
De todas formas, cuestionar e interrumpir la construcción del oleoducto entre tierra canadiense y norteamericana es algo, que puede ser mucho más si se gana conciencia de la necesidad de revertir la situación ya creada por los efectos del cambio climático.

Comentarios