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ALBA-Petrocaribe: expandiendo la integración

17 de diciembre de 2013

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El acuerdo energético de Petrocaribe se perfila como un mecanismo de integración y de defensa de la soberanía económica de los pueblos, lo cual se confirma en su XII Consejo Ministerial realizado en Caracas y el plan de crear una zona económica conjunta con los países del ALBA.
De aquella idea inicial y visionaria del presidente Hugo Chávez, que unió a Venezuela y Cuba, se conforma hoy el bloque de 18 países de Latinoamérica y el Caribe, beneficiaros del pacto en momentos en que la factura petrolera se convierte en una espada para las aspiraciones de desarrollo de pequeñas naciones.
Según datos de Rafael Ramírez, ministro venezolano de Petróleo y Minería, Petrocaribe cubre el 43 por ciento del consumo de las naciones miembros.
El propio Ramírez dijo que las entregas oscilan en torno a 103 mil barriles diarios de crudo, amén de proyectos de inversión que acompañan al programa.
Desde la activación de Petrocaribe, el volumen suministrado alcanzó un acumulado de 255 millones de barriles, con un valor de las operaciones de 22 mil millones de dólares.
Habría que recordar que naciones insulares del Caribe y otras del pacto consiguen así asegurar el suministro energético con facilidades de pago, amén de nuevas formas que cumplimiento de deudas con productos nacionales, lo cual incentiva la economía de esas naciones.
Hasta la fecha Petrocaribe concretó la puesta en marcha de 10 empresas mixtas en 13 de los países miembros, lo cual contribuye a liberar a la zona del Caribe de la intermediación especulativa de las transnacionales, que imponían precios monopólicos.
Para la propia Venezuela, la factura petrolera ha promovido la relación en dos direcciones, con el pago de bienes y servicios por valor de dos mil 462 millones de dólares en pagos compensatorios.
Petrocaribe ha contribuido además a aumentar las capacidades refinadores de la región hasta los 135 mil barriles diarios, en particular por empresas creadas en Cuba, Jamaica y República Dominicana.
En el caso de Cuba permitió la remodernización y puesta en marcha de la refinería de Cienfuegos, y crear el embrión de un polo químico en esa ciudad portuaria e industrial.
Lo mismo ocurre con las capacidades de almacenamiento de la región, que crecieron hasta 262 mil barriles por día. Ello ha sido esencial para las pequeñas islas caribeñas, ahora con capacidades propias que les proporcionan mayor autonomía y seguridad energética.
Iniciado en 2005, el mecanismo se ha consolidado como una organización estratégica concebida en acuerdos de integración basados en la solidaridad, complementariedad y respeto de cada país, sus ideas y sus derechos soberanos.
Entre los principales acuerdos establecidos con esta iniciativa se encuentran la erradicación del hambre en la región y la integración educativa, lo cual trasciende el tema petrolero y le da una visión estratégica hacia la unidad de estas naciones.
Petrocaribe agrupa a Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas, Surinam y Venezuela.
Para el ministro de Fomento e Industrias de Nicaragua, Guillermo Solorzano, el bloque funciona como un espacio para la integración y transformación de las relaciones comerciales bilaterales.
Aseveró que el programa de cooperación energética es además un impulso para el desarrollo económico de su país.
La Cumbre ALBA-Petrocaribe no podía tener mejor escenario que la capital venezolana, y más cuando se conmemoró el 183 aniversario del fallecimiento del Libertador Simón Bolívar.
Allí el presidente Nicolás Maduro reiteró el compromiso de su país con la integración, con el pensamiento y la obra de Bolívar y de Hugo Chávez.
Cuando en la vieja Europa soplan aires de incertidumbre, en la América de José Martí la ampliación del espacio económico y social ALBA-Petrocaribe es otra buena noticia para este cambio de época, de la que de nuevo, Estados Unidos ha quedado como mero espectador.

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