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ALBA desde el pacífico

5 de agosto de 2013

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El hecho de que la reciente XII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) se haya celebrado en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, en las costas del Océano Pacífico, marca una vez más la múltiple proyección hemisférica de este solidario esquema unitario e integrador que, desde su fundación por parte de Hugo Chávez y Fidel Castro en el año 2004, viene fortaleciéndose y creciendo en prestigio político, autoridad moral y posibilidades económicas que acompañan con eficiencia y rigor, la solidaridad y la mutua cooperación.

Digamos que las nueve naciones de Nuestra América que hoy integran la Alianza se ubican indistintamente en diversas áreas geográficas al interior de la región y proyectan, por tanto, su influencia y presencia en las más diversas, como son Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. Ello permite a la ALBA una mayor extensión e incluye diferentes mares y costas oceánicas en su mapa.

Obviamente el imperialismo norteamericano y las oligarquías locales asociadas no cesan en sus planes y conjuras de diferente naturaleza, -aparentemente pacíficos o claramente violentos, para destruir o ir desgajando parcialmente al ALBA y no escatiman cualquier tipo de artimaña divisionista o desintegradora, pues, -en definitiva,- lograr la desunión y la fragmentación interna sería la clave para, -en el ilusorio futuro añorado,- la liquidación de esta alianza otrora impensable y que hoy va dando saltos cualitativos hacia su consolidación y extensión.

Tal como recoge la recién aprobada Declaración del ALBA desde el Pacífico, el capitalismo transnacional y sus socios oligárquicos tratan de revitalizar nuevos mecanismos, apariencias y engaños para sobreponerse a la contundente derrota de la pretendida Área de Libre Comercio (ALCA) en el 2005.

Eso determina que los países del ALBA deban permanecer muy alertas ante las maniobras que ya se visualizan y concretan, cerrando filas entre los movimientos sociales, políticos y sindicales y los respectivos gobiernos accionando al unísono, -como ocurrió en Guayaquil,- y potenciando el desarrollo de las nuevas iniciativas solidarias y antihegemónicas como son PETROCARIBE y el Banco del Alba; el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) y el Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE); así como la creación de una zona económica que las abarque a todas y a su vez las enlace y asocie con MERCOSUR, SICA, CARICOM y otras experiencias subregionales vigentes.

Simultáneamente, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y más allá, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), surgen como el ámbito adecuado de consenso y unidad, -dentro del respeto mutuo y la diversidad,- para enfrentar todo intento de sojuzgamiento o dominación que pretenda prolongar los viejos tiempos imperiales.

La Declaración del ALBA desde el Pacífico surgida de la XII Cumbre, recogió, sintetizó y proyectó en un momento oportuno las tareas más urgentes de esta Alianza, reiteró sus principios y alertó sobre los peligros que aún ciernen sobre la Patria Grande, reclamando enfrentarlos con  unidad y desarrollo acelerado.

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