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Al estilo Trump…

12 de septiembre de 2019

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El despido por parte de Donald Trump de su asesor de seguridad nacional, John Bolton, parece una acción consecuente con un presidente cuyo estilo de dirección, más que todo, está identificado por su obsesión mediática, aparecer todos los días y si es posible todas las horas, en la cima de las redes y los medios del mundo.

No comparto el criterio de que Trump pudiera estar oxigenando su equipo de gobierno, formado casi en su mayoría por halcones. De ser así ya no estuvieran allí ni Pompeo, ni Mike Pence, ni Marco Rubio como hombre de confianza, y tampoco estuviera Trump, quien disfruta su «capacidad» como armador de shows que trasciendan a los medios de comunicación.

No olvidemos que el presidente, además de magnate inmobiliario, y de tener miles de millones de dólares, fue y es un actor que se ha desenvuelto con algunos aciertos, de tal manera que millones de estadounidenses han votado por él.

John Bolton, es el último de varios miembros del gobierno en dejar el equipo de trabajo. Por esa experiencia han pasado, además, entre otros, el  ex fiscal general Jeff Sessions, el exsecretario de prensa Sean Spice, los exsecretarios de la Casa Blanca Reince Priebus y John Kelly, quienes forman parte de los despedidos o han renunciado desde que Trump asumió el mandato en 2017.

De igual forma, Dan Coats, un exsenador republicano de Indiana, renunció al cargo de director nacional de inteligencia el 15 de agosto.

Un año antes, en marzo del 2018, Rex Tillerson, quien fue el primer secretario de Estado de Trump, fue destituido.

Por cierto, Tillerson ha calificado a Trump como un indisciplinado que fue capaz de hacer cosas ilegales.

Otra renuncia fue la de Nikki Haley, quien dejó la titularidad de la embajada de Estados Unidos ante la ONU a fines de 2018.

En el asunto que nos ocupa, John Bolton, hay que recordar que Trump, durante su estancia en la Casa Blanca, ya ha tenido tres asesores de Seguridad Nacional: Bolton, H.R. McMaster y Michael Flynn.

Otro caso es el de James Mattis, un general retirado del Cuerpo de Marines, que dejó la secretaría de Defensa en diciembre pasado, tras una disputa con Trump sobre la política respecto a Siria.

John Bolton, el recién despedido asesor de seguridad nacional, de 70 años, llegó a la Casa Blanca como un “halcón” militarista y se va tras reafirmar el apelativo, reflejan los medios de prensa.

La historia de este personaje tiene como antecedentes que en 2006 tuvo que abandonar su cargo de embajador estadounidense ante la ONU, después de apenas 14 meses, debido a la negativa del Senado a confirmarle definitivamente para ocupar el puesto.

En su gran aval, Bolton fue, además, uno de los promotores del falso argumento sobre las armas de destrucción masiva que provocó la invasión a Irak en 2003.

“Estamos seguros de que Sadam Huseín ha escondido armas de destrucción masiva”, dijo Bolton en un discurso en 2002.

Estos personajes y otros muchos que aún mantienen sus puestos porque no han renunciado o porque no los han botado, caracterizan la política de ese país, ahora bajo las riendas de un fundamentalista, con dotes de actor televisivo, y con la obsesión de mantenerse en los primeros espacios del mundo mediático.

Lo que ha pasado con Bolton es más de lo mismo, es el estilo de trabajo y dirección de Donald Trump.

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