África sigue amenazada por el neocolonialismo y el racismo
25 de mayo de 2025
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Se están cumpliendo 62 años de la celebración de la histórica y trascendental Conferencia de Addis Abeba, convocada por 32 países africanos independientes o recientemente independizados entonces, representando a un porcentaje de la población africana, equivalente al 80 por ciento de los analfabetos del continente por aquella fecha.
Allí se aprobó la creación de la Organización de Unidad Africana (hoy Unión Africana) y se adoptaron importantes acuerdos encaminados al logro de una mayor unidad, integración y cohesión entre sus miembros en aras de los cuales continúan luchando los países africanos en la actualidad, al cabo de más de seis décadas de esfuerzos constantes contra las secuelas del colonialismo y el racismo, el subdesarrollo y el saqueo y los altibajos políticos que son también la consecuencia del pasado colonial clásico, junto al neoliberalismo y los intentos de la dominación de las más diversas formas, para prolongar el Viejo Orden en esos ricos territorios y seguir alimentando al llamado “mundo occidental”.
Allí se aprobó también que el 25 de mayo fuera el Día de África o Día de la Libertad Africana, como homenaje a la conferencia iniciada el día 22 en la capital etíope, y se elaboró la Carta contentiva de los Principios de Addis Abeba, por los cuales esa agrupación de países debe seguir trabajado hasta su realización exitosa.
Esa ha sido la terea central de la OUA y de la Unión Africana en aspectos tan importantes como la unión y la cohesión frente a las conspiraciones, intrigas y divisiones fomentadas por los antiguos poderes coloniales y el imperialismo norteamericano, que pretenden apoderarse de todas las riquezas africanas mientras explotan sin piedad a sus pueblos.
La Unión Africana de hoy busca incesantes alternativas para salir de la trampa neocolonial y no regresar al pasado, diversificando y ampliando sus relaciones y vínculos de todo tipo con el resto del mundo, que le permitan desarrollarse con soberanía, prosperidad y dignidad.
Un ejemplo evidente del desprecio y la discriminación hacia África y sus pueblos acaba de dar el presidente de los Estados Unidos de América, cuando en la misma Casa Blanca y delante de las cámaras de televisión intentó humillar e insultó con mentiras flagrantes al Presidente de la República Surafricana y su pueblo. Fue un caso inequívoco de pretensiones imperiales y racismo, todo a la vez reunido.
Tal como han advertido muchos estudiosos del tema, tanto la Conferencia Afroasiática de Bandung como su sucesora de Addis Abeba tuvieron la virtud de mostrar, -sin habérselo propuesto de antemano,- que la independencia política es una etapa fundamental en las luchas populares pero no es la última, y que después de ella queda un largo y complicado camino por recorrer, hasta llegar a la liberación plena y absoluta que incluya a la independencia económica y al desarrollo social así como a todo tipo de discriminación.
Es la única manera de ser fiel a los principios históricos de la Carta de Addis Abeba, cuyo 62 Aniversario recordamos.
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