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África: neoliberalismo, pobreza y enfermedades

15 de octubre de 2018

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El otorgamiento del Premio Nobel de la Paz correspondiente a 2018 a un ginecólogo de la actual República Democrática del Congo (ex Congo Belga) ha vuelto a traer a los primeros planos el recurrente tema de la situación higiénico-sanitaria en muchos países africanos donde –según en la materia– existe un evidente y grave deterioro de las estructuras que debían cumplir la función de salud pública, atribuido a las más diversas razones que no son ajenas a la difícil situación socioeconómica.

En ese sentido, es oportuno recordar que cuando a fines de la década de los 80 y principios de los 90 del pasado siglo esas naciones se vieron compelidas a adoptar las políticas neoliberales que llegaban desde las ex metrópolis, los más vastos programas de salud que abarcaba a su empobrecida y numerosa población sufrieron los recortes que a esas políticas se acompañan y comenzó el paulatino deterioro de la situación hasta su colapso actual.

Diversos fueron los países africanos recién independizados que antes habían optado por una alternativa que calificaron como “vía de desarrollo no capitalista” y, sin asumir plenamente el socialismo, buscaban garantizar los servicios sociales básicos, principalmente los referidos a la salud y la educación.

En esos empeños, muchos contaron con la cooperación de la Unión Soviética y otros países socialistas europeos mediante especialistas y medicamentos. A mediados de loa 60, Cuba se incorporó a esa ayuda y la mantiene desde entonces haciendo un valioso aporte internacionalista que esos pueblos necesitan y agradecen.

El neoliberalismo en su versión africana ha incidido en los recortes de los programas sociales en muchos de ellos; la pobreza y la desigualdad se extienden –a pesar de las cifras del FMI y el Banco Mundial– mientras las más graves epidemias hacen aparición en diversas regiones del vasto continente, especialmente al sur del Sahara pero también en el oriente y el occidente.

Como era de suponerse, los más graves brotes han ocurrido en las zonas de mayor pobreza y peores condiciones de vida, donde las aguas infectadas y los desechos de todo tipo recorren los canales, los lagos y los ríos convirtiéndolos en verdaderos conductores de la muerte.

Los más frecuentes y abarcadores han sido las epidemias de cólera, que son particularmente proclives a situaciones de elevado deterioro higiénico-sanitario, atacando con mayor fuerza en Nigeria, Sudán del Sur, Zimbabwe y el Congo.

Párrafo aparte merece .la destructiva e implacable epidemia de ébola, desatada preferentemente en Sierra Leona y Liberia y combatida hasta ser controlada en esa ocasión por las brigadas médicas cubanas que al riesgo de las vidas de sus integrantes la enfrentaron en condiciones extremadamente difíciles durante casi un año, con apoyo de la Organización Mundial de la Salud.

El neoliberalismo y sus recetas son sin duda la más grave epidemia que hoy enfrenta África, en el neoliberalismo y sus nefastas consecuencias están la causa y el origen de esa pobreza y de esas enfermedades.

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