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Afganistán envenenado

23 de octubre de 2013

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El Consejo de Seguridad, sin que Estados Unidos se opusiera, acaba de determinar que debe cesar la intervención extranjera en Afganistán, un año y medio después que el presidente Barack Obama anunciara que el retiro de las tropas norteamericanas allí sería en el venidero 2014.
Cuando ello ocurra, por lo menos nominalmente, ya que dejarían importantes bases, los invasores estadounidenses dejarían una nación en medio del caos que representa la imposibilidad de habitar extensas áreas en las que ha ensayado todo tipo de armas químicas contra la población, menos, “casualmente”, en las zonas donde se cultiva la amapola y se incrementa la producción del opio y heroína.
Pero no vamos a escribir aquí acerca de las pingues ganancias obtenidas por los jefes de los invasores en el sucio y lucrativo negocio; ni la de dejar en el poder a un régimen ambiguo, que lo mismo aceptaba órdenes sin chistar de Washington, que se tomaba la “libertad” de “discrepar”, pero no muy fuerte, claro; ni el de envenenar con una propaganda directa o subliminal  la mente de los afganos, principalmente de la capital y otras ciudades.
Afganistán fue el ensayo principal y chivo expiatorio a pocos meses de los actos terroristas que destruyeron las Torres Gemelas de Nueva York y afectó áreas del Pentágono, el11 de septiembre del 2001.
La agresión hizo sucumbir rápidamente al gobierno del Talibán, en un tiempo aliado de EE.UU. contra la otrora Unión Soviética. Pues bien, en una de las naciones más atrasadas del planeta, Estados Unidos utilizó uranio enriquecido durante sus ataques, dejando a un lado el no enriquecido o tungsteno, empleado por el Imperio en la primera agresión a Iraq en 1991, porque este resultaba muy caro.
La industria mundial del uranio posee actualmente un millón de toneladas de uranio enriquecido listo para ser operado en armas letales. Es el más altamente contaminante de todos los minerales que se usan para fabricar bombas y posee además un carácter altamente incendiario.
Como corroboró “Le Monde Diplomatique”, “desde 1997 Estados Unidos ha modificado la composición de sus armas. Ello fue ensayado por primera vez en las montañas de Kosovo en 1999, pero la prueba más importante es la efectuada ahora en Afganistán. El grado destructivo del uranio enriquecido es 100 veces mayor que el empleado con otras armas anteriores”.
Como agregado a tal grado de destrucción podemos decir que los aviones AC-130 están equipados con armas de 25 mm GAU-12 Gatling que disparan 1 800 proyectiles por minuto con munición DU (uranio enriquecido), que agrega otra cuota de contaminación y miseria entre el pueblo afgano.
Además las fuerzas norteamericanas cuentan con el “tanque asesino” A-10, que utiliza proyectiles de 30 mm también compuestos de uranio enriquecido.
El desastre que semejante genocidio planificado es realizado por el premio Nobel de la Paz Barack Obama (presidente de Estados Unidos) es señalado especialmente por el Dr. Michael H. Repacholi de la World Health Organization, quien manifestó: “El DU es diseminado diariamente por las armas de fuego que se utilizan bajo la forma de pequeñas partículas, las que son respiradas, ingeridas por la población, quedando por mucho tiempo en el medio ambiente… Los niños pueden ser considerados como más expuestos que los adultos a tal contaminación de la DU pues no pueden tomar las precauciones que éstos pueden llegar a tomar para controlarla de alguna manera”. En su momento, en la Guerra del Golfo, el factor contaminante fue muy elevado y denunciado ante organismos internacionales, pero en Afganistán es mucho mayor que en Iraq, pues allí se ha lanzado mucha más cantidad de uranio enriquecido.
La verdadera emergencia sanitaria originada por este masivo uso del uranio enriquecido ha determinado varios viajes por parte de miembros de la Uranium Medical Research Center (UMRC) a Jalalabad como a Kabul. Las conclusiones preliminares de la UMRC han sido las siguientes:
El grado de concentración de uranio en la orina de los civiles afganos es absolutamente anormal y presenta niveles altísimos. Se lo considera como entre un 400% a un 2 000% más elevado que en cualquier otra población.
El UMRC ha detectado un número muy elevado de degeneraciones genéticas producidas por la contaminación de uranio enriquecido. El agua, los campos sembrados y el medio ambiente en general analizados tienen una cuota de uranio 27 veces más alta que la normal. Los focos principales de contaminación han sido hallados en las zonas de ToraBora, Bagram, el norte de Kabul, Shaikoot, Paktia, Paktika, Mazar-i-Sharif, y Kundoz.
Sin bombos ni platillos hay que recibir el anuncio de la nominal retirada de las tropas norteamericanas, sin haber vencido la resistencia de un pueblo, pese a dejar a un Afganistán envenenado.

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