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Adecuada respuesta rusa a lo diabólico

24 de febrero de 2022

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Un solo titular pudiera resumir la acertada decisión de Vladimir Putin de avalar la independencia de las repúblicas del Donbass y exponerse a más y más sanciones contra su economía: EE.UU. envía armas a Ucrania y la OTAN moviliza sus fuerzas en la frontera con Rusia.

Todo esto, por supuesto, pone al mundo al borde de una tercera y virtualmente definitiva Tercera Guerrea Mundial, causada por la taimada decisión de la administración estadounidense de socavar la seguridad, la economía y la cada vez mayor influencia rusa en el mundo, además de servir de punto de referencia para la agresiva política que también emprende contra China.

Pero independientemente que en el papel aparezca como que Rusia entra en territorio de Ucrania, lo cierto es que Kiev, controlado desde hace ocho años por fuerzas neonazis, con jefes militares revanchistas, ya es una amenaza para la nación que encabezó la lucha contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.

Ahora los plañideros voceros que tiene Estados Unidos dentro y fuera de su territorio, como las cavernícolas ministras de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña y Alemania, lamentan que Moscú haya hecho estallar los acuerdos de Minsk para asegurar la tranquilidad, cuando el propio Imperio estuvo boicoteándolos constantemente, algo que cumplieron al pi de la letra los respectivos gobiernos ucranianos de Poroshenko y Zelenski, este último un personaje de la televisión que solo se expresaba en ruso, y se vio obligado a decretar la prohibición de hablar este idioma y admitir en la Constitución local que su país tratará de ser miembro de la agresiva Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Lo cierto es que Ucrania, con un ejército donde hay elementos nazis que actúan como francotiradores y realizan sabotajes, se prepara para una gran ofensiva contra las repúblicas de Donestk y Lugansk, bombardeadas constantemente, pero ahora tendrán enfrente a soldados rusos que han acudido a defenderlas, siempre permaneciendo en el territorio independiente.

 

BARRAJE DE MENTIRAS

La situación ha hecho subir el barraje de mientras sobre la actuación de Putin, acusándolo de tratar de imponer una política tendente a reconstruir el Imperio Ruso, algo sin pies ni cabeza, pero que muchos creen, debido al sistemático control informativo de medios tarifados del Imperio.

Además, el acoso occidental a los medios de comunicación alternativos constituye una venganza por su labor de abrirle los ojos a la comunidad internacional sobre la verdadera cara de EE.UU. y sus aliados, una cara cruel que la prensa dominante ha estado lavando exitosamente hasta que perdió su hegemonía en el espacio mediático global.

En el curso de los últimos días, el Imperio bloqueó la versión en árabe de Sputnik, alago que no debe extrañar, porque tanto esta agencia como Rossia Today desmontaron los numerosos ataques de falsa bandera en esas naciones, en particular en Siria, donde el objetivo de Occidente era convencer al mundo de que el presidente de esa nación, Bashar al Assad, usaba armas químicas contra sus oponentes.

O sean dejaron entrever que lo que estaba haciendo Estados Unidos era una manipulación de la información, y eso es lo que está sucediendo también en el caso de Ucrania, porque, simplemente, la misión de los medios hegemónicos es la de justificar las atrocidades de Occidente.

Para fundamentar todas las acciones militares que tienen alrededor del planeta, EE.UU. ha creado falsas noticias para convencer al mundo que lo que está haciendo es correcto, pero ya este eje mediático a ellos les ha fallado muchas veces, porque ya se está entendiendo que esas mentiras se crean por factores geopolíticos.

 

PARADÓJICO

La paradoja es que, siendo ahora el gran blanco de esta desinformación (como también lo es China), Rusia es, al mismo tiempo, acusada por Occidente de ser la principal productora de noticias falsas, un excelente pretexto para justificar la censura contra sus medios.

Toda la retórica de una guerra inminente proviene de Washington, las capitales europeas y la repugnante prensa imperialista en ambos lados del Atlántico. Las afirmaciones de que Rusia está apunto de invadir vienen acompañadas de graves advertencias, para las cuales no presentan absolutamente ninguna evidencia de que Moscú está planeando una operación “de bandera falsa” para justificar una invasión.

En las circunstancias actuales, es obvio que la afirmación está siendo fabricada como una cubierta precisamente para tal operación, pero de parte de las fuerzas especiales ucranianas, entrenadas por asesores militares estadounidenses que operan dentro del país.

Como EE.UU. lo ha hecho en todas las guerras que ha lanzado en las últimas tres décadas, la prensa está presentando acusaciones inverificables y mentiras transparentes como si fueran hechos establecidos. Nuevamente, el New York Times y el Washington Post están liderando la campaña de desinformación, cuyo propósito es desorientar y corromper la opinión pública.

Así como divulgaron mentiras en el 2003 sobre los “tubos de aluminio” y las armas de destrucción masiva de Saddam Husseín, el Times y el Post hablan de “evidencia” satelital y de video publicada inicialmente en las redes sociales de TikTok y Twitter de individuos desconocidos en Rusia, que supuestamente muestran el transporte de material químico.

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