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Acuerdo breve, pero importante

12 de junio de 2018

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Un solo encuentro de menos de cuatro horas fue todo lo que necesitaron el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente norteamericano, Donald Trump, para asentar escuetamente un acuerdo de cuatro puntos que se pueden calificar de muy importante para el logro de la paz en la península coreana, la región asiática y el mundo.

Por primera vez en mucho tiempo, Trump no utilizó sus conocidos exabruptos, que han puesto en ascuas las relaciones con sus más cercanos aliados. Tras largos meses de haber insultado a Kim, reciprocado por éste, admitió que el joven dirigente era inteligente y muy amante de su pueblo.

El líder norcoreano se mostró más sobrio en la manera de expresarlo, pero también fue generoso a la hora de señalar los logros de la cumbre: “Vamos a firmar un acuerdo histórico. El mundo va a ver un cambio tremendo… Doy las gracias al presidente Trump por haber hecho posible este encuentro”.

El documento firmado por ambos dignatarios reza así:

“Estados Unidos y la República Democrática Popular de Corea se comprometen a establecer nuevas relaciones, de acuerdo con el deseo de los pueblos de los dos países de paz y prosperidad-

Los dos países se sumarán a los esfuerzos para crear un régimen duradero y estable de paz.

La RDPC se compromete a trabajar para la desnuclearización completa de la península coreana.

Los dos países colaborarán para la recuperación de los restos de prisioneros de guerra y desaparecidos en combate de la guerra de Corea (1950-1953)”.

Tras haber eludido la posibilidad de conversar con Kim, Trump admitió que era lo único posible para lograr la distensión, cuestión que admitió, al no haber podido doblegar la tenacidad norcoreana y su decisión de utilizar el arma nuclear si fuera atacada.

La RPDC abandonó el Tratado de No Proliferación Nuclear para construir el arma atómica, al sentirse seriamente amenazada por Estados Unidos, un hecho disuasorio que ha dado sus frutos, pese a las tergiversaciones de la prensa que está plegada mayoritariamente a los intereses de Occidente.

Generalmente se habla, se dice, de incumplimiento por la RPDC de convenios y acuerdos, pero esto no tiene ni un ápice de verdad, por lo que no se divulga que Estados unidos se comprometió en 1994, luego en 1999 y posteriormente en el 2005 a ayudar en la solución del problema nuclear norcoreano.

En ese sentido se comprometió, entre otras cosas, a ayudar con sus aliados de la zona en la construcción de dos plantas de agua ligera para sustituir al de grafito de Yongbyon, elemento de donde se obtenía más plutonio para el arma nuclear. La RPDC cumplió su parte, pero el imperialismo no.

Asimismo, EE.UUJ. incumplió en el suministro de petróleo al norte de Corea, cuestión en la que fui testigo de las innumerables vicisitudes de un pueblo trabajador y abnegado que se vio privado de lo más elemental y subsistió gracias a su decisión de no rendirse ante la hostilidad enemiga.

En este junio se cumplirán 68 años de la guerra desatada por Estados Unidos para hacer desaparecer a la joven República Popular Democrática de Corea, lo cual no logró, a pesar de haber asesinado a más de cuatro millones de personas, lanzado más de 600 000 toneladas de explosivos y destruido el 100% de su infraestructura.

Por eso ese pueblo, a pesar del acuerdo y la confianza en su líder, no puede borrar aquel suceso, como tampoco, subrayo, los repetidos incumplimientos por Washington de acuerdos anteriores, en los que se comprometí a declarar públicamente que no hay interés hostil contra los norcoreanos, ni la intención de cambiar el estilo y el régimen de su gobierno.

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