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Acentuada histeria antirrusa

11 de septiembre de 2020

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La ofensiva antirrusa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se  ha acentuado con la imposición de sanciones a todas las compañías de Austria, Francia, Alemania y los Países Bajos que están involucradas en el gasoducto de gas natural Nord Stream 2, que une a Rusia con Alemania, haciendo caso omiso de la dependencia europea del producto y que Moscú ha subrayado  no utilizará ventaja alguna al respecto como chantaje.

Un anterior informe del portal financiero estadounidense Bloomberg señaló que Trump, planea dominar la producción de energía mundial, al establecer políticas de desarrollo de las exportaciones de hidrocarburos del país.

Sin dudas, las sanciones a Rusia forman parte de la campaña de Trump para reelegirse en noviembre venidero, minimizar las consecuencias de su mal manejo de la pandemia del nuevo coronavirus –cuyo centro mundial es EE.UU.– e interferir con la política moscovita hacia otras naciones, principalmente las que tienen gobiernos no gratos s Washington.

A las amenazas a su seguridad económica, Rusia afirmó que posee la fuerza y los medios necesarios para no permitir que se dé ese escenario, y subrayó su determinación de vender petróleo y gas a terceros países –entre ellos, también, a los de la Unión Europea, comentó The Washington Examiner.

El jefe del Comité de Asuntos Internacionales de la Cámara Alta rusa (Senado), Konstantín Kosachov, expresó su esperanza de que la histeria antirrusa en EE.UU. disminuya después de las elecciones estadounidenses, al referirse al nuevo paquete de sanciones.

Las nuevas sanciones perjudican el comercio internacional, al prever la prohibición de exportar a Rusia productos de doble uso como dispositivos y componentes electrónicos; la degradación de las relaciones diplomáticas, la suspensión de los vuelos de la compañía aérea rusa Aeroflot a EE.UU. y el cese de casi todas las exportaciones e importaciones.

Asimismo, prohíbe las operaciones de los mayores bancos estatales de Rusia en el territorio estadounidense y endurece las sanciones contra el sector ruso de hidrocarburos.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declaró que las sanciones estadounidenses se basan en acusaciones infundadas “representan una amenaza para la integridad de la Convención sobre las Armas Químicas y dañan el prestigio de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas”.

También señaló que son inadmisibles los intentos de cuestionar la observancia por Rusia de sus compromisos internacionales asumidos en esa esfera.

 

También a china

Viéndose atrás en la carrera electoral para reelegirse presidente, Trump está atacando en el plano internacional no sólo las relaciones con Rusia, sino también las de China, acusándolas de estar preparando una agresión, por lo que Estados Unidos ha hecho bien en seguir impulsando la carrera armamentística y duplicado el lanzamiento de misiles que pueden portar varias ojivas nucleares.

En este sentido, el Departamento de Estado argumentó que colocar las ojivas nucleares de baja potencia en misiles balísticos ubicados en submarinos ayudaría a contrarrestar nuevas amenazas potenciales de Rusia y China. Dijo que Moscú en particular está sopesando el uso de armas nucleares no estratégicas como una forma de coerción en un conflicto limitado: una afirmación que Rusia ha negado repetidamente.

El Departamento de Estado subrayó que la nueva ojiva suplementaria “reduce el riesgo de guerra nuclear, al reforzar la disuasión y la seguridad”, pero Rusia lo ve de otra manera.

Esto, realmente, no es nada nuevo, porque tal tipo de acciones están siendo desarrolladas desde febrero del pasado año, cuando antes de cancelar el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF, por sus siglas en inglés), ya hacían lanzamientos de prueba, desde la base aérea de Vanderberg, en California, con un recorrido de hasta 500 kilómetros.

Y es que Estados Unidos se ha estado preparando durante mucho tiempo para violar las disposiciones del tratado INF, y lo anterior confirma que Washington preparaba la ruptura del tratado.

El acuerdo INF, firmado en 1987 por la entonces Unión Soviética y Estados Unidos con el objetivo de eliminar los misiles balísticos y de crucero con base en tierra con alcance de entre 500 y 5 500 kilómetros, tanto nucleares como convencionales, quedó oficialmente cancelado a iniciativa de EE.UU.

Días después de su salida del acuerdo, EE.UU. probó un nuevo misil de crucero que voló más de 500 kilómetros. El Pentágono declaró entonces que se trataba de una versión modificada de un misil de crucero Tomahawk de la Marina estadounidense y que estaba diseñado para llevar una carga convencional y no nuclear.

Moscú asegura que mantuvo abiertas las puertas para el diálogo hasta el último momento, pero que EE.UU. no aceptó sus propuestas y prosiguió con el proceso de retirada del Tratado INF.

 

Respuesta rusa

En respuesta a estas acciones, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció que Moscú trabajará también con sistemas de misiles de alcance medio y corto, si bien no los desplegará antes de que lo haga Washington.

El Gobierno chino por su parte,  calificó como “una actuación torpe” las declaraciones de Washington sobre las supuestas violaciones rusas del Tratado INF.

“La farsa de Estados Unidos sobre las infracciones del tratado por Rusia y la amenaza balística desde China no son más que una actuación torpe para engañar a otros”, dijo la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying.

Hua enfatizó que el objetivo real de Washington al abandonar los tratados de armas, es librarse de los impedimentos y desarrollar misiles para alcanzar la superioridad militar absoluta.

Ahora la confrontación sube de tono por la decisión norteamericana de colocar armas nucleares de potencia “limitada” en submarinos y cruceros, lo cual aumenta el peligro de confrontación y no el de disuasión, como pretenden hacer creer Trump y sus halcones.

Y todo esto ocurre cuando el mundo enfrenta una peligrosa pandemia de la COVID-19, en la que Estados Unidos es el principal país infestado y con mayor número de víctimas mortales.

Pero esto no le importa a Trump, quien busca golpes de efecto para lograr desde una posición de fuerza la reelección presidencial.

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