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Aberrante recordación

21 de octubre de 2014

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Este 19 de octubre fue fecha de recordación aberrante, no solo para Cuba, sino para la comunidad internacional. Ese día, en 1960 el entonces gobierno de los Estados Unidos decidió imponer el bloqueo económico y financiero contra la Isla.
Solo había transcurrido algo más de un año y medio del triunfo revolucionario y los gobernantes del vecino del Norte —fundamentales sostenes de los gobiernos neocolonialistas y criminales que rigieron en Cuba— ya se ensañaban contra la acción del pueblo de la Isla que había sido capaz de arrancar del poder a una tiranía aupada y financiada desde Washington.
Ese gran reto fue demasiado para el arrogante imperio que —derrotado en sus aspiraciones de hacer fracasar la Revolución— optó por aplicar medidas encaminadas a rendir al pueblo por hambre.
Para justificar tal medida, el gobierno norteamericano acudió al Acta de Comercio con el Enemigo, del año 1917, y más tarde incluyó a Cuba en la lista de Estados que promueven el terrorismo.
Ambos elementos no pueden ser más bochornosos. El primero expresa claramente que desde el mismo triunfo revolucionario en la Isla ya Estados Unidos nos consideraba un enemigo.
Y el segundo aspecto de tildarnos como un país que promueve el terrorismo, además de ser una flagrante mentira, ellos pueden perfectamente aplicarla contra sus gobernantes que han promovido, financiado y dirigido todo tipo de actividad terrorista contra Cuba y el mundo en su totalidad.
Hay que decir hoy que si las administraciones llegadas a la Casa Blanca en estas más de cinco décadas tuvieran algo de vergüenza, hubiesen abolido un bloqueo anacrónico, injusto, genocida, que solo ha hecho y hace daño a la población cubana.
¿Cómo pueden los dirigentes norteamericanos aceptar hacer el gran ridículo cada año en Naciones Unidas, cuando la casi totalidad de los países vota porque se levante el bloqueo, y solo el representante de Washington y el de su peón Israel, levantan la mano en contra?
Ya son 22 las ocasiones en que la Asamblea General de Naciones Unidas ha votado casi unánimemente contra tan repugnante medida, mientras los gobiernos de turno en la Casa Blanca hacen oído sordo del reclamo universal y continúan con el mismo discurso de hace más de cincuenta años.
En los propios Estados Unidos cada vez hay más voces que piden el fin del bloqueo. Lo más reciente es la columna editorial del diario “The New York Times”, que mostró evidencias de lo contraproducente y fuera de época de esta medida y llamó a que el mandatario Barack Obama haga uso de sus facultades para desterrar ese residuo propio de la Guerra Fría.
Obama podría aprovechar esta oportunidad para acabar con una larga era de enemistad y ayudar a una población que ha sufrido muchísimo, ha dicho Michael Shifter, director de Diálogo Interamericano en Washington.
Señaló que la columna del “The New York Times” hizo una evaluación sólida, formuló un caso convincente.
Para Shifter, sin embargo, hay grandes escollos para que el bloqueo se levante: “Hay unos legisladores de origen cubano muy poderosos en el Congreso que pueden hacer las cosas muy difíciles para el gobierno en un momento en el que necesita todo el apoyo que pueda obtener”.
“No creo que este sea un tema que ocupe mucho tiempo a los niveles más altos, especialmente con todo lo demás que está ocurriendo en el mundo”, enfatizó el director de Diálogo Interamericano en Washington.

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