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¿A quién engañan?

25 de marzo de 2019

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Ahora la propaganda de la derecha más recalcitrante argentina navega en el sofisma de que si el presidente Mauricio Macri no es reelecto en los comicios generales del venidero octubre, no se resolverá la crisis económica del país, situación que, en realdad, ha sido provocada por el mismo mandatario, que antepone los intereses personales, familiares y el resto de su privilegiada claque a los de un pueblo golpeado por la pobreza (33%) y el desempleo (12%).
Los sesudos del Instituto Nacional de Estadísticas admiten que tos tres primeros meses del año no han sido nada buenos, con alzas en los porcentajes de inflación y otros índices y muy pocas noticias halagüeñas para un país endeudado.
Pero Macri no hace caso, porque ahora su objetivo es mover a los intendentes y otros elementos gubernamentales que le son favorables para lograr la candidatura presidencial en las elecciones internas del partido engañosamente denominado Cambiemos, confiando que alguna u otra inyección económica, que endeude aún más al país, le dé un respiro y siga engañando a ilusos y miedosos de un gobierno que tenga una verdadera política social y de justicia.
Y aunque personeros de Macri tratan de mostrar optimismo y hablan de una pronta recuperación, la economía parece no repuntar y la mayoría de los argentinos se exprime el bolsillo, porque la cuenta no da.
En medio de todo esto, siguen las argucias de los también mal denominados tanques pensantes del neoliberalismo argentino, quienes tratan de hacer una comparación de las venideras elecciones presidenciales, con las de 1995.
Ambas acontecieron en un panorama de contracción económica local, una derivada del efecto tequila y la otra por la influencia del aumento de las tasas de interés. Además, en ambos casos las economías eran dependientes de la entrada de capitales extranjeros. Sin embargo, existen grandes diferencias entre una y otra. Mientras que en 1995 la inflación era casi nula, la inflación proyectada para el 2019es más del 50%. Por otra parte, en 1995 no se debió llevar una política de ajuste presupuestario como la que realizó la administración de Mauricio Macri.
Pese a estas similitudes y diferencias, ambas tienen una característica casi única. La continuidad del plan económico depende de la elección y la sensación de “si no hay reelección la crisis va a ser profunda”. En 1995 estaba en juego la convertibilidad. En este caso están en juego las tasas de interés y el escaso acceso de entrada de capitales extranjeros.
Pero esos estudiosos no explican el endeudamiento de por lo menos cien años contraído por Macri, que la pobreza y el desempleo han llegado a un nivel que nuncaantes habían tenido, en fin, todo para llegar a la conclusión de que la reelección dará la tranquilidad necesaria para aliviar la crisis, claro la de los empresarios y el resto de la oligarquía, además de la confianza a las transnacionales para que inviertan en Argentina.
Pero para aliviar los problemas de la inmensa mayoría de la población no tienen fórmula alguna, solo resignarse y esperar que mejoren las cosas, con Macri u otro ser de su misma calaña en el poder, porque, en definitiva, podrían sacrificar a la figura y buscarse algúnpersonaje más estabilizado.
Otra cuestión que también preocupa a los partidarios del neoliberalismo es si Cristina Fernández de Kirchner se presentará como candidata, cuestión que polarizaría las elecciones entre el aspirante oficialista, sea o no Macri, y la ex presidenta, favorita en las encuestas y a quien han tratado de encarcelar en ocho ocasiones, en busca de eliminarla, como hicieron con Lula en Brasil.

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