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A 77 años de la victoria contra el nazifascismo

12 de mayo de 2022

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Han transcurrido ya 77 años desde el momento en que los arrogantes generales hitlerianos se rindieran incondicionalmente ante el Ejército Rojo soviético bajo las ruinas humeantes del Reichstag, poniendo fin de este modo a la fase más violenta y sangrienta, poniendo fin de este modo a la fase màs violenta y sangrienta -pero también heroica-, de la llamada Segunda Guerra Mundial, que para los pueblos de la URSS fue Gran Guerra Patria.

El tiempo y la historia fueron demostrando paulatinamente que los objetivos del sistema imperialista mundial al incorporarse a la contienda antifascista y contra el eje Roma-Berlín-Tokio -junto al cual también participó la España franquista-, no perseguían otra cosa que arrebatar la posibilidad del dominio mundial por parte de ese bloque emergente, también en esencia imperialista y beneficiado a su vez por segmentos del capitalismo internacional, incluidos estadounidenses.

Vista desde el lado occidental, resultó una guerra imperialista en defensa del sistema y de la hegemonía de Estados Unidos sobre la destrucción de Europa, que sirvió de campo de batalla y ofrendó millones de vidas en la carnicería; el país imperial confirmó de inmediato esa condición al poseer el monopolio nuclear, aunque transitoriamentre.

No es de extrañar, por tanto, que al cabo de 77 años estemos presenciando el insólito espectáculo que nos muestra el actual gobierno imperialista de Estados Unidos apoyando decididamente y cooperando sin sonrojos con las bandas nazifascistas con sede en Ucrania y arrastrando en la aventura a sus socios europeos.

Es una maniobra inmoral y falta de toda ética que traiciona sin escrúpulos la memoria de los miles de jóvenes estadounidenses que sacrificaron su existencia en Europa y en el Pacífico en la cruenta lucha contra el nazismo; es el mismo nazifascismo al que hoy Washington se aferra, obsesionado por el declive de su poder hegemónico a escala universal.

Intoxicados por décadas de “guerra fría” y propaganda tendenciosa y mentirosa, no es fácil predecir que el pueblo de Estados Unidos en su inmensa mayoría llegue a darse cuenta de lo que esto significa y pida cuentas a los autores de la terrible realidad, que los ha colocado al lado del nazifascismo, haciendo tabla rasa de todo el discurso demagógico y falaz acerca de la “democracia” y el “mundo libre”

La insólita e imprevista alianza del sistema imperialista y de Estados Unidos en particular con los remanentes del nazifascismo internacional, representa asimismo un impulso y un aliento a los sentimientos nazis aun emboscados dentro del propio país imperial, que con el reciente asalto al Capitolio dieron una clara demostración de fuerza e impunidad.

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