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Pólvora mojada

29 de octubre de 2016

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No encuentra la oposición la chispa que prenda la pradera revolucionaria venezolana, porque está necesitada de mártires que “cuqueen” la justa violencia que reprimalos desmanes de desaforados, de mal encarados -pero ingenuos políticamente- reclutados en zonas marginales; egresados del paramilitarismo colombianoya quienes llaman pomposamente manos blancas, porque proceden de confundidas filas estudiantiles.
Sobre esto último hay que decir que la contrarrevolución ha apelado al sector estudiantil desde el 2007, cuestión que no se ha podido superar plenamente y, lo más triste es que ha tenido un saldo doloroso, porque algunos jóvenes socialistas o adversos al gobierno han perdido la vida. La mayoría proceden de universidades privadas para defender intereses de las clases económicas dominantes y que tienen montada ahora una cruel guerra económica, a la que se hace necesario derrotar.
De todas maneras, a pesar de tener el control mayoritario de la Asamblea Nacional, el respaldo de la oligarquía nacional y el también apoyo de entes extranjeros, que incluye a la embajada estadounidense, la oposición fracasó este sábado último de octubre en provocar un choque sangriento, que ayudaría aún más a la guerra mediática que tergiversa nacional e internacionalmente los resultados favorables de los planes oficiales para elevar la calidad de vida del pueblo.
Al tiempo que tratan de negar que no estén dispuestos al diálogo con el gobierno, líderes de esa contrarrevolución siguen haciendo hincapié en subvertir al mundo estudiantil, conociendo que, históricamente, este sector siempre ha sido un punto de apoyo en cualquier acción revolucionaria.
Pienso que habría que preguntarse qué hacen los estudiantes apoyando a esos elementos que manejan ingente riqueza, controlan la mayor parte de los medios de comunicación y solo hacen campañas de destrucción, y más ahora, cuando han hecho inoperante a la asamblea que controlan.
Cada vez que algo le molesta a los magnates industriales, se apela a los estudiantes en primera línea, a quienes le dicen que hay que luchar por la libertad de expresión, pero esta no da patente de corso, como lo fue en el pasado, para que una empresa televisora o radioemisora burle las leyes cuando le da la gana.
Esos medios violan la ley orgánica de protección a los niños, niñas y adolescentes, la ley orgánica de educación y otros instrumentos legales, pero a sus propietarios les importa un bledo, porque lo hacen para que el Estado actúe y ellos presentarse como víctimas.
Ellos tratan de reeditar el guion golpista que esgrime de vez en cuando contra la Revolución, principalmente en abril del 2002, pero, como apuntó el colega venezolano Earle Herrera, lo único que reeditarán “es la frase de Marx, según la cual los hechos históricos se repiten una vez como farsa y otra como tragedia”.
Cierto, los continuados fracasos de la oposición, el inútil intento de utilizar a la Asamblea Nacional para destituir al Presidente y la hipócrita aceptación a un diálogo de entendimiento demuestran que hasta ahora tienen la pólvora mojada. Evitemos que se seque.

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