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2024: Panorama sombrío

18 de diciembre de 2023

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No debió ser así. Se esperaba más felicidad y paz en el Planeta. No pocos apostaron por una reducción de los gastos de guerra y del desarrollo armamentístico. Siempre tuve presente aquel axioma de mi padre: «un año nuevo siempre va a ser mejor».

Así llega este 2024, precedido por un 2023 caótico, que ha sido bloqueado en sus aspiraciones de «año mejor», por los que imponen el mal, los fabricantes del odio que son los mismos de las armas.

¿Alguna duda? La noticia —esperada, por cierto— no podía ser otra: «El Senado de Estados Unidos acaba de aprobar para el año que comienza, un presupuesto militar récord de 886 000 millones de dólares».

Fiesta en el Complejo Militar. Jolgorio en el Pentágono. ¿Será suficiente para seguir armando a Ucrania y a Israel?, se preguntan Zelenski y Netanyahu. Biden responde: «no los dejaremos abandonados».

Lo real, y para nada maravilloso, es que comenzará 2024 con dos frentes de guerra y de muerte abiertos y sostenidos por las armas de Estados Unidos. Tanto en uno como en el otro, los muertos no los pone Washington. En un caso son miles de palestinos, niños y mujeres en su mayoría, víctimas del genocidio israelí. En el otro, soldados y civiles ucranianos y rusos, víctimas del juego político y negocio que, desde Washington y Europa, han hecho de las guerras su gran negocio.

Mientras, el anuncio de que el comercio mundial se contrae un 5% respecto al año anterior, muestra de una enorme fragilidad económica, como efecto directo de las tensiones políticas internacionales.

Las guerras, por un lado, las sanciones económicas por otro, y el afán hegemonista de Estados Unidos de actuar como «dueño y señor» en la esfera internacional, han creado un ambiente tóxico generalizado, fundamentalmente, en detrimento de las economías de los países del Tercer Mundo.

Y como si todo esto fuera poco, se despide 2023 con un escenario electoral, principalmente en América Latina, con nuevos gobiernos de derecha y ultraderecha, y una izquierda bastante frágil debido a su debilitada unidad de acción, que la hace presa de una oposición más agresiva y capaz de unirse y aliarse con partidos afines, formando proyectos de gobierno con el estandarte del neoliberalismo a la cabeza.

En Estados Unidos, por su parte, el ex presidente, Donald Trump, acusado de todo, pero no sancionado, lidera las encuestas en cuanto a quién ganaría las elecciones presidenciales de este 2024.

Su contrincante, Joe Biden —muy parecido en la forma de actuar del gobierno de Trump—, ha procedido contrario a lo prometido en la compaña electoral por la que fue elegido.

El demócrata, olvidó su programa y optó por ser lo más parecido posible a Trump: guerras, sanciones, equívocos políticos y alineamiento con las peores causas en la arena internacional —léase Israel o Ucrania—.

¿Cómo ha dejado al mundo la presidencia de Biden?: genocidio israelí en Gaza; conflicto bélico en Ucrania, atascado y convertido en un verdadero negocio para el Complejo Militar estadounidense, mientras miles de personas mueren víctimas de las propias armas que Estados Unidos y Europa envían a Kiev.

Sin dudas un panorama sombrío es lo que parece ser el pronóstico para el año 2024.

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