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Primera interpretación en Cuba de “Un sobreviviente de Varsovia”, de Arnold Schönberg

29 de marzo de 2013

Como es sobradamente conocido, la Segunda Guerra Mundial ha sido una de las más terribles catástrofes que haya sufrido la humanidad y, muy especialmente, su escenario geográfico, o sea, Europa y Asia. La invasión armada del nazifascismo que puso en práctica formas de terror y de crueldad no conocidas hasta entonces, conmovió la conciencia universal.
Pasada la catástrofe y derrotado el fascismo, la perplejidad no impidió la reflexión, y así, durante años, el recuerdo de la guerra continuó atormentando la sensibilidad artística del hombre. Y es, precisamente, en esos años de postguerra, más exactamente en 1947, que el compositor austríaco Arnold Schönberg crea “Un sobreviviente de Varsovia”, Op. 46, para recitante, coro masculino y orquesta.
La obra fue escrita en una semana por encargo de la Fundación Koussevitsky e inspirada en el relato de un joven polaco sobreviviente de la tragedia del “ghetto varsoviano”. Dicho relato decía, más o menos, lo siguiente:
“No puedo recordar nada, debo haber perdido la conciencia casi todo el tiempo; sólo recuerdo el instante supremo en el que, como por un acuerdo común, todos empezamos a cantar la vieja oración que habíamos abandonado por muchos años: ¡la fe olvidada!
A continuación, el texto recuerda cómo una mañana los judíos fueron despertados por alaridos de trompetas y conducidos, bajo los despiadados golpes de los nazis, a las cámaras de gas. Al sonido del brutal ¡ABZAHLEN!, que en alemán significa ¡CONTAD!, el ritmo macabro de los números conducía a las víctimas hacia la muerte.
Una fuerza prodigiosa sostenía a los infelices; los números se suceden en un “Acellerando” hasta que irrumpe, de improviso, el himno entonado a la gloria del pueblo hebreo.
El procedimiento narrativo transita de la recitación al “grito vocal”, y el texto fue escrito por el propio Schönberg, originalmente en inglés, excepto las intervenciones del oficial nazi que, lógicamente, van en alemán.
El himno a la gloria del pueblo judío está, por supuesto, en lengua hebrea.
La construcción de la obra es estrictamente dodecafónica, y en ella Schönberg emplea la más compleja elaboración serial en función esencialmente rítmica y tímbrica.
Y la primera interpretación en Cuba de esta sobrecogedora partitura de Schönberg, se efectuó en un concierto de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del desaparecido maestro Manuel Duchesne Cuzán, actuando como recitante el actor Sergio Corrieri. Eso ocurrió en la Sala “García Lorca” del Gran Teatro de La Habana, hace 38 años, UN DIA COMO HOY.