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Primera interpretación en Cuba de la “Pavana para Una infanta difunta”, de Maurice Ravel

29 de marzo de 2013

La difusión universal de la obra de Ravel se inició en la década de los años veintes del pasado siglo, etapa que coincidió en nuestro país con uno de los períodos más interesantes de la actividad sinfónica cubana, es decir, el que corresponde a la dirección por Amadeo Roldán de la Orquesta Filarmónica de La Habana. En tal sentido, la presencia de una mentalidad rectora tan audaz y avanzada como la de Roldán, determinó que las partituras de Ravel, pese a su novedad, pasaran a los atriles de la Filarmónica para convertir al compositor francés en uno de los creadores de ese siglo cuyas obras sonaron con más rapidez en Cuba, a partir de su composición y estreno mundial.
La Pavana para una infanta difunta, por ejemplo, fue escrita originalmente para piano en 1899 y estrenada en abril de 1902. Diez años más tarde, Ravel la orquestó y obtuvo como resultado una creación autónoma, independiente y tan orgánica que parecía que había nacido para la orquesta, sin ninguna referencia pianística.
Y es que la Pavana para una infanta difunta, en su versión orquestal, es una de las páginas más puras y fascinantes de Ravel. Su música decursa serena y misteriosa, a partir de una primera idea temática, enunciada por la trompa, y que reaparece, a modo de ritornello, y que es una melodía de hermosas proporciones y diseño subyugante.
En las secciones de contraste, el material melódico se mueve entre acordes cuya masividad, gradualmente creciente y su carácter a veces sincopado, destaca aún más la delicadeza y transparencia de esas melodías. Hay como un aflorar de tonalidades que se desvanecen antes de su nacimiento mismo. La obra avanza doliente y lejana, como una íntima confesión, dejando un sabor de gracia y encanto.
La primera interpretación en Cuba de la Pavana para una infanta difunta, en su versión orquestal, estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de La Habana, bajo la dirección de Pedro Sanjuán Nortes. Y eso ocurrió en el entonces Teatro Nacional, hoy Gran Teatro de La Habana, hace 83 años, UN DIA COMO HOY.