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Premier mundial del Concierto No.3, para piano y orquesta, de Beethoven

29 de marzo de 2013

Cuando Beethoven concluyó este Concierto estaba ya consciente de la distancia que separaba a esta obra de sus congéneres anteriores, pues se sabe que escribió a su editor manifestándole que esos dos primeros conciertos no podían ser tomados como “verdadera medida de sus posibilidades como compositor”. En esos momentos, Beethoven se encontraba, y él mismo parecía sentirlo, en el umbral de un nuevo ciclo de su evolución artística.
Y ese nuevo lenguaje, que alcanzaría su plenitud años más tarde, se manifiesta en este Concierto No. 3 a través de la intensificación de lo patético, la liberalización de las formas y una mayor monumentalidad sonora. La obra constituye, sin dudas, un verdadero antecedente del lenguaje más profundo y emotivo que se revelaría en obras posteriores, como la Sonata Appassionata, el Cuarto Concierto en Sol Mayor y la Quinta Sinfonía en do menor.

Y es que, desde su inicio, este Tercer Concierto proyecta un sentimiento francamente dramático. En sus diálogos con la Orquesta, el piano desarrolla esa personalidad vehemente que lo convertiría en el instrumento preferido por los grandes románticos posteriores.
El segundo movimiento, Largo, es el más extenso tiempo lento de todos los conciertos beethovenianos, y su profundidad y lirismo sólo es superado por el Andante con moto del Concierto No.4 en Sol Mayor.

Por su parte, el movimiento final, a pesar de su aparente apego a la forma y el carácter del rondó clásico, se aparta del mismo en muchos detalles de su realización.
En una reaparición del ritornello, por ejemplo, el tema es tratado contrapuntísticamente por la orquesta en modo menor antes de su luminosa y sorpresiva presencia en el piano, pero en modo mayor. Con esto, el compositor alemán pone en juego un contraste de textura, color y armonía que aún cuando lo hayamos escuchado muchísimas veces siempre logra sorprendernos.
Y aunque los cinco conciertos para piano de Beethoven ocupan una especial posición en la historia artística de ese instrumento, la frecuencia de ejecuciones en vivo y en grabaciones señalan en la actualidad dos favoritos: el Quinto o Emperador, y éste Tercero en do menor, que ocupa el número 37 en el catálogo de Beethoven.
En la premier mundial de este Tercer Concierto para piano y orquesta, de Beethoven, actuó como solista el propio compositor. Y eso ocurrió en Viena, hace 205 años, UN DIA COMO HOY.