ribbon

Premier mundial del Bolero, de Maurice Ravel

29 de marzo de 2013

Si bien es cierto que toda la obra de Ravel constituye uno de los grandes monumentos del arte musical, tampoco cabe dudas de que la partitura que le ganó a ese compositor los primeros laureles de la fama y la gran difusión mundial de su música fue el Bolero, obra que ha pasado miles de veces por las salas de concierto, los discos, el cine y hasta la parodia.
Ravel escribió el Bolero basándose en el ritmo del viejo bolero español, y a solicitud de la bailarina Ida Rubinstein, conocida por su atracción hacia los temas exóticos. La obra es un verdadero alarde de imaginación tímbrica, ya que presenta una sola melodía de sabor morisco que se repite en diferentes instrumentos o secciones orquestales como un obsesivo calidoscopio de sonoridades.
Desde el punto de vista dinámico, el Bolero es un lento crescendo que comienza en un pianissimo solo de la flauta y gana fuerza, poco a poco, hasta el explosivo final, único momento en que la melodía sufre un cambio de diseño y de tonalidad. El efecto de ese crescendo, la repetición obsesiva del diseño rítmico del bolero, y el alucinante relevo de timbres produce en el oyente un efecto hipnótico y sensual.
El Bolero fue coreografiado para la Rubinstein por Bronislava Nijinska, y su estreno lugar en la Opera de París con la dirección orquestal del propio Ravel. Eso ocurrió hace 79 años, UN DIA COMO HOY.