ribbon

Premier del Concierto en la menor, para piano y orquesta, de Edvard Grieg

29 de marzo de 2013

En 1870 y durante su segunda visita a Roma, Grieg pudo conocer personalmente a Franz Liszt, quien dos años antes le había solicitado por carta su Primera Sonata para violín y piano. Pero en la visita de referencia, Grieg disfrutó de la gran satisfacción de que Liszt no sólo tocara su Sonata y otras obras, sino que el virtuoso húngaro, con la aureola mítica que le otorgaban los años y su brillante posición artística, leyera a primera vista su Concierto para piano en la menor. La ejecución se produjo durante una reunión en la propia casa de Liszt, quien al terminar de tocar dedicó los más encendidos elogios a Grieg y a su obra.
A partir de ese momento, el camino del Concierto en la menor fue de éxito en éxito: de Noruega saltó a Alemania, y de ahí a todos los grandes centros musicales de Europa, situando el nombre del compositor noruego en una privilegiada posición.
Lo sorprendente es que esa misma popularidad se mantiene en nuestros días, convertido en uno de los favoritos del gran público y de los pequeños y grandes pianistas. Y es que en este Concierto se unen la espontaneidad lírica, la fantasía romántica, el virtuosismo pianístico y la atmósfera popular para producir una obra rica en brillantez y emotividad.
El Concierto en la menor, para piano y orquesta, ocupa el número 16 en el catálogo del compositor noruego, y fue dedicado por Grieg a su compatriota, el pianista Edmund Neupert, quien lo estrenó en Copenhague, hace 139 años, UN DIA COMO HOY.