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Premier americana del Divertimento en Re Mayor, para cuerdas, de Mozart

29 de marzo de 2013

Seguramente usted ha pensado, como yo, lo difícil que resulta imaginar a la altura de nuestros días el hecho de que, hasta el siglo XIX, muchos de los grandes músicos fueron servidores de la aristocracia cortesana europea, y que una buena parte del trabajo de esos compositores, consistiera en proveer a sus patrones de una música ocasional, para el solaz y el entretenimiento del dueño y de los huéspedes de los palacios.
Así, Mozart, que vivió plenamente esas condiciones, escribió numerosas obras, más de veinte, a las que puso el acertado nombre de divertimentos, aunque algunas llevan también el título de “casaciones” o “serenatas”.
Y si bien la finalidad y el título de esas obras, pudiera hacernos pensar en una música ligera y superficial, lo cierto es que en muchos de esos “divertimentos” hay una profundidad emotiva y una realización técnica que los sitúa entre las obras más apreciadas del compositor austríaco.
Tímbricamente, esos Divertimentos presentan las más variadas e inusuales combinaciones sonoras: orquesta de cuerdas; cuerdas con dos trompas; dos orquestas; dos flautas; cinco trompas y timpani; trece instrumentos de viento y muchas más, lo que demuestra que, para Mozart, los Divertimentos constituyeron un fértil terreno para la exploración sonora y expresiva.
Muchos de los estudiosos de la vida de Mozart, señalan el año 1772 como la fecha que marcó para el compositor austríaco el tránsito hacia una madura juventud, así como el momento en que comienzan a envidenciarse en él los síntomas de una solidez creadora. Y es en esas circunstancias que nace el Divertimento en Re Mayor, al que corresponde el número 136 en el catálogo de Mozart.
Estructurado en tres movimientos, este Divertimento es una de las obras más joviales y reconfortantes del músico salzburgués, y su primera audición en nuestro continente fue debida al legendario maestro Theodore Thomas, quien lo interpretó junto a su Orquesta Sinfónica en un concierto de verano ocurrido en Nueva York, en 1886, UN DIA COMO HOY.