ribbon

Nace el director de orquesta francés Paul Paray

29 de marzo de 2013

Nacido en París, Paray fue alumno del Conservatorio de esa ciudad y ganó allí, en 1911, el ansiado Premio de Roma, lo que demuestra también su condición de compositor. Sin embargo, aunque Paray escribió un reducido catálogo de obras, entre ellas el oratorio Juana de Arco, fue su trabajo como director lo que le ganó el reconocimiento de la crítica internacional a través de sus conciertos en vivo y sus numerosas grabaciones para los discos.
En 1923, Paray obtuvo la plaza de director adjunto de la Orquesta de los Conciertos Lamoureaux de París de la que, poco después, fuera nombrado director principal, en sustitución de Camille Chevillard. Por otra parte, la Orquesta Pasdeloup retuvo a Paul Paray hasta 1928, año en que pasó a la Orquesta Municipal de Montecarlo. Pero en 1932, el director francés tuvo que hacer otra sustitución: en este caso a Gabriel Pierné en la Orquesta de los Conciertos Colonne, quedando al frente de la misma hasta 1952.
Pero, sin dudas, la verdadera historia artística de Paul Paray, al menos la que se puede analizar mediante los discos, comenzó en 1952 cuando se hizo cargo de la Orquesta Sinfónica de Detroit. Y es que cuando Paray llegó a esa ciudad norteamericana, tenía ante sí un trabajo muy difícil, ya que se le había encargado la reorganización de dicha orquesta que, aunque fue fundada en 1914, tuvo que ser disuelta en el 49 por dificultades económicas. Se trataba, por lo tanto, de fabricar una nueva orquesta a partir de las ruinas de la anterior.
Y si bien el proyecto era difícil, también permitiría medir en realidad si Paul Paray poseía la mejor virtud de un director, o sea, la de crear una orquesta, enseñar a tocar a sus músicos, sacar de ella un buen sonido y, sobre todo, convertirla en un organismo realmente artístico.
Paray lo logró todo y muy pronto la Sinfónica de Detroit estuvo preparada para realizar grabaciones que salieron al mercado a competir con los grandes conjuntos orquestales de los Estados Unidos.
Y en cuanto al repertorio, al menos el que mostró Paray en esos discos, era muy variado y comprendía desde la ampulosidad ultrarromántica de Rajmaninov, hasta la delicadeza y el refinamiento de las obras de Gabriel Faure.
La devoción de Paray por la Orquesta de Detroit, que en definitiva fue su gran creación, quedó demostrada por el hecho de que el maestro francés se mantuvo al frente de esa orquesta desde 1952 hasta 1965. Ya en esta última fecha, su salud no le permitió continuar dirigiendo y estuvo retirado hasta 1979, año en que murió en Montecarlo, a los 93 años de una vida que se había iniciado en Le Treport, Francia, en 1886, UN DIA COMO HOY.