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Nace el compositor cubano Alejandro García Caturla

29 de marzo de 2013

Después de iniciar estudios musicales en su natal Remedios, actual municipio de la provincia de Villaclara, Alejandro García Caturla cursó los de Armonía, Contrapunto y Fuga en La Habana, bajo la guía del músico español Pedro Sanjuán. Luego, en 1918, marchó a París para tomar clases de composición con la eminente profesora Nadia Boulanger. Sin embargo, antes de ese primer contacto con la cultura europea, Caturla se había graduado en la carrera de Leyes en la Universidad de La Habana por lo que, a su regreso a la patria, vivió compartiendo sus obligaciones como juez con su pasión de músico. De ahí que la vida de este hombre, a pesar de su brevedad, alcanzara a proyectarse como un verdadero símbolo en la historia de la música cubana.
No obstante, y aún teniendo en cuenta su vigorosa y combativa personalidad, Caturla careció de la actitud que permitió a su colega y compatriota Amadeo Roldán, dedicar su vida enteramente a la música. Y es que Alejandro García Caturla fue un rebelde en lo personal y en lo artístico que, enfrentándose a todas las convenciones, no tuvo tiempo de madurar su mundo interior, de ordenar su imaginación, su fecundidad desbordada y anárquica, y el mundo de inquietantes intuiciones que poblaban su sensibilidad musical.
Como hombre de su tiempo, Caturla tomará directrices de Stravinsky, Milhaud y de quien le venga a mano porque no importa: todo lo trastocará a su gusto; se complacerá en una sensualidad, en una molicie tropical, como ha dicho el musicólogo Edgardo Martín, que le dejará margen a regodeos melódicos y expresivos; obrará un tanto inconscientemente a la hora de construir, de concebir morfológicamente, acumulando materiales de modo desenfrenado; escapando, como espantado, de todo convencionalismo y de cualquier norme preestablecida; dando a su música una expresividad que la haga reveladora de un mundo telúrico, primitivo, esencial en su desorden sustantivo.
Y tampoco puede ignorarse que fue con Caturla y con Amadeo Roldán, que entraron por primera vez al arte sinfónico nacional los percutores, los giros melódicos y las danzas que representaban a esa otra y hasta entonces silenciada vertiente y arteria de nuestra nacionalidad: el tema negro que ya en la literatura y en las artes plásticas se estaba expresando a través del Grupo Minorista, la Revista de Avance y destacadísimos intelectuales como Fernando Ortíz, Alejo Carpentier, José Zacarías Tallet, Emilio Ballagas y otros, hasta llegar a Nicolás Guillén, con quien se produce la culminación literaria e ideológica del tema en Cuba.

Esos elementos tímbricos, melódicos y rítmicos están en la esencia misma de la estructura y el contenido emotivo de las partituras mayores de Alejandro García Caturla, como la Obertura cubana, las Tres Danzas, El bembé o La rumba. Y es por eso, entre otras cosas, que Alejandro García Caturla, junto a Amadeo Roldán, adquiere para nuestra cultura nacional, la dimensión de un auténtico fundador.
Alejandro García Caturla murió en su natal Remedios el 12 de noviembre de 1940, a los 34 años de una vida que se había iniciado en esa misma ciudad,en 1906, UN DIA COMO HOY.