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Muere el polifacético músico argentino Astor Piazzola

29 de marzo de 2013

Nacido en Mar del Plata, el 11 de marzo de 1921, es decir, cuando este puerto pesquero del Atlántico, a 420 Km al sur de Buenos Aires era, a la vez, un balneario aristocrático, el pequeño Astor Piazzola fue a vivir con sus padres a Nueva York contando sólo 3 años de edad. Y, a los nueve, en la gran metrópolis estadounidense, le sobrevino a Piazzola su interés por el bandoneón.

En 1932, Piazzola compuso su primer tango, titulado “La catinga”, que nunca se difundió, e intervino como actor infantil en el filme “El día que me quieras”, junto a Carlos Gardel. De regreso en Mar del Plata, en 1936, Astor Piazzola comienza a formar parte de conjuntos locales y a conducir uno de ellos que adoptaba el estilo del Sexteto fundado por el violinista Emilio Vardaro, quien a partir de 1933 había intentado una audaz superación estilística que fue luego desdeñada por las firmas grabadoras.
Ya en el 38, Piazzola llega a Buenos Aires y luego de pasar brevemente por algunas orquestas de la capital argentina, el músico se incorporó a la del bandoneonista Aníbal Troilo, quien jugaría un papel trascendental en el apogeo del tanto en los dos decenios siguientes. En la orquesta de Troilo, Piazzola fue, además de bandoneón de fila, pianista y arreglista, y ya por esa época el gran músico argentino no dormía: tocaba el bandoneón en los cabarets porteños y se despertaba a las siete de la mañana para estudiar pues esa fue la lección que le dejó el mítico pianista Arturo Rubinstein cuando le dijo: “Estudie mucho, sólo así podrá expresar lo que siente”.
Entonces, Piazzola comienza a estudiar con el gran compositor Alberto Ginastera mientras toca en las mejores orquestas de Buenos Aires. Se adentra en el conocimiento de las formas de composición de la vanguardia de la primera mitad del siglo veinte, y en 1946 forma su primera orquesta. Justo en esos momentos surge la polémica: ¿es tango o no? pues, aunque el propio Piazzola dijo que había tenido la feliz idea de cambiarlo, muchos opinarían lo contrario.
En 1953, Piazzola se va a Paría para estudiar con la famosa pedagoga Nadia Boulanger y comienza así el período de fuerte influencia clásica en su vida. Pero, en definitiva, su encuentro con la Boulanger se transforma en un hito en su carrera artística debido a que la gran pedagoga lo convence de tocar y dedicarse por entero a esa música que hacía en Buenos Aires. Y así, durante varios años, la vida artística de Astor Piazzola pende entre dos tendencias: la música clásica contemporánea y la música popular, disyuntiva ésta que, al fin y al cabo, resultó irreal pues el músico argentino no se inclinó definitivamente por ninguna opción, sino que aprovechó lo que aprendió en París para componer su música.
“En París, dijo Piazzola alguna vez, supieron comprender lo que no comprendieron en Buenos Aires”. Por eso, volcado de lleno a su tango, el extraordinario músico se propone reformarlo y demostrar la calidad musical que éste puede alcanzar con la incorporación de arreglos “elaborados a lo Piazzola”. Pero, no hay que ignorar que eran años difíciles, y en su etapa más oscura Astor regresa fugazmente a Buenos Aires y es ignorado; en Nueva York realiza un intento fallido de fusión con el jazz, por lo que viaja a Italia entre 1972 y 1978, y toca su Noneto en Roma. Pero Buenos Aires, su querida ciudad no lo ama. Habrá que esperar hasta el 11 de junio de 1983 para que Astor Piazzola se adueñe de Buenos Aires. Su más esperado y tardío reconocimiento llega. Esa noche, en las butacas del Teatro Colón, se siente que aquél que está en el escenario es el “Astor del pueblo”,y “Veranoporteño”, “Vardarito” y “Adiós Nonino”, suenan y resuenan en el corazón del público.

Astor Piazzola no fue sólo el músico de tango más célebre en el mundo, sino también un compositor cultivado por notables concertistas internacionales, conjuntos de cámara y orquestas sinfónicas. Incluso es posible que haya llevado el tango hasta límites tales, estéticamente hablando, que muchos cultivadores del género no tuvieron capacidad para acompañarlo, ni para entenderlo.
Astor Piazzola murió en 1992, a los 71 años de edad, UN DIA COMO HOY.