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Muere el fabuloso violoncellista y director de orquesta

29 de marzo de 2013

Entre las efemérides más importantes del presente día, se encuentra la que se refiere al tercer aniversario de la muerte del legendario violoncellista soviético Mtislav Rostropovich.
Desde su más temprana infancia, Rostropovich se manifestó como un verdadero niño prodigio. Sus inicios en la música y específicamente en el violoncello y el piano estuvo a cargo de sus propios padres, quienes eran ambos músicos profesionales y mantenían en su hogar una profunda devoción a ese arte.
En 1931, la familia Rostropovich se trasladó a Moscú y allí, con sólo ocho años de edad, el pequeño Mtislav hizo su debut como intérprete del violoncello. No obstante, el niño continuó asistiendo a la Escuela Central de Música, entre el 39 y el 41, y poco más tarde, o sea, entre el 43 y el 48, realizó estudios en el Conservatorio de la capital soviética con los profesores Kozolupov en cello y Shebalín y Shostakovich en composición. También por esos años, Rostropovich recibió clases privadas del gran compositor Serguei Prokofiev, a quien admiraba con todas las fuerzas de su ser.
En 1950, Rostropovich ganó el Primer Premio en el Concurso Internacional de cellistas con sede en la ciudad de Praga y, al año siguiente, el joven intérprete hizo su primera presentación internacional al tocar en la ciudad de Florencia. Luego, en 1956, realizó su debut en los Estados Unidos tocando en el Carnegie Hall de Nueva York, y desde ese momento tuvo la crítica y el público a sus pies.
En su muy destacada labor docente, Rostropovich impartió clases en los Conservatorios de Moscú y Leningrado. Y como talentoso pianista que es, Rostropovich apareció con frecuencia acompañando a su esposa, la soprano Galina Vishnévskaya, con quien contrajo matrimonio en 1955.
En 1961, el genial y aclamado violoncellista hizo su debut como director de orquesta, pero su consagración definitiva en ese difícil arte ocurrió al dirigir como invitado la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington, el 5 de marzo de 1975. El éxito obtenido fue tan rotundo que dos años más tarde fue nombrado Director titular de esa orquesta estadounidense.
Colmado de honores que incluyen el Premio Lenin en 1963 y la Medalla de Oro de la Real Sociedad Filarmónica de Londres, en 1970, Mtislav Rostropovich y su familia habían abandonado la Unión Soviética el año anterior, o sea, en 1974, para radicarse definitivamente en los Estados Unidos.
En 1990, durante las reformas que tuvieron lugar en la URSS en la etapa de la llamada “perestroika”, el gobierno de ese país restituyó a Rostropovich y su familia la ciudadanía soviética, al mismo tiempo que le invitaron a presentarse allí con la Orquesta Sinfónica Nacional de Washington. El músico no sólo aceptó sino que también tocó como solista el Concierto para violoncello de Dvorak. Por eso se dijo que la visita de Rostropovich a su país natal constituyó para los aficionados rusos un evento de gran felicidad y exaltación.
Rostropovich ha sido justamente reconocido como uno de los más grandes violoncellistas del siglo XX y un maestro en la interpretación tanto del repertorio clásico de su instrumento como de las obras de los creadores contemporáneos.
El gran artista ruso organizó también el Primer Concurso Internacional para violoncello, efectuado en París en 1981, así como el Festival que lleva su nombre en Snape, Inglaterra, en 1983. Un año antes había sido nombrado Caballero de la Legión de Honor francesa, y en el 87 recibió el nombramiento honorario de la Caballería de la Reina Isabel II de Inglaterra.
Lamentablemente, el genial músico falleció a los 80 años de edad, hace tres años, UN DIA COMO HOY.