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Estreno mundial de la Rhapsody in blue, de George Gershwin

29 de marzo de 2013

Se trata de una de las partituras más famosas de toda la creación musical norteamericana y con ella, su autor, quien era conocido sólo por sus canciones y su música ligera, llegaba por primera vez a la sala de conciertos.
A pesar de que la obra le había sido solicitada a Gershwin por Paul Whiteman, el famoso director de los conciertos de jazz que se ofrecían en el Aeolian Hall de Nueva York, para el joven compositor el hecho significaba mucho más que un acontecimiento ocasional: suponía la realización de una aspiración y un propósito que latía en él desde hacía algún tiempo. Por ese motivo, la obra fue escrita con gran rapidez y Gershwin necesitó que el también compositor norteamericano Ferde Groffe realizara la orquestación con el talento que le caracterizaba en este tipo de trabajos.
Sobre su Rhapsody in blue, el propio Gershwin escribió lo siguiente: “Se ha hablado mucho acerca de las limitaciones del jazz. Se ha dicho que si el jazz debe mantener un tempo riguroso y acercarse a los ritmos de danza. Yo he resuelto liquidar, si es posible, esa concepción errónea. Yo no establezco ni un plan ni una estructura. La Rapsodia, como ustedes verán, nació como un propósito y no como un plan”.
Y si bien es cierto que la Rhapsody in blue no es, ni mucho menos, una obra de extraordinarias calidades técnicas, posee en cambio una estructura muy lógica dentro de su naturaleza rapsódica; una temática fresca y elocuente; una eficaz realización; un desenfado reconfortante; un fuerte espíritu popular; una proyección nacionalista y una poderosa fuerza comunicativa. ¿Se puede, entonces, pedir más?.
Con la Rhapsody in blue, Gershwin evidenciaba una voluntad estética de signo nacionalista, pero no a la manera de los compositores del siglo XIX, que utilizaban danzas populares en partituras sinfónicas u obras de concierto, sino tratando de crear un lenguaje que se moviera entre ambos mundos sonoros, es decir, el de concierto y el popular.
En el estreno de la Rhapsody in blue, de Gershwin, intervino el propio compositor como solista y la dirección orquestal estuvo a cargo de Paul Whiteman. Eso ocurrió en el Aeolian Hall de Nueva York, hace 84 años, UN DIA COMO HOY.