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Estreno mundial de la Novena Sinfonía, de Anton Bruckner

29 de marzo de 2013

Un 11 de febrero, el de 1903, se estrenaba en Viena la Novena Sinfonía de Anton Bruckner.
Aunque Bruckner sufrió por mucho tiempo la incomprensión del público y de los críticos, que lo consideraron un wagnerista de segundo orden, la personalidad y el arte del compositor austríaco han sido revalorizados en las últimas décadas. En ese nuevo enfoque de la creación bruckneriana, se le considera como un continuador de la tradición de las últimas sinfonías de Schubert y se le admira por el esplendor y belleza de sus melodías.
Y, sin dudas, el gran legado de Bruckner se encuentra en sus nueve sinfonías, la última de las cuales quedó inconclusa a causa del desequilibrio nervioso que aquejaba al compositor, y que le impidió trabajar durante los últimos años de su vida.
Sin embargo, se sabe que la misma mañana de su muerte, Bruckner se encontraba trabajando en su Novena Sinfonía, de la cual dejó tres movimientos completos.
El primero de ellos está basado en dos temas de carácter heroico que proyectan cierto presagio de muerte.
En el segundo, que es un Scherzo, Bruckner se aparta de los pensamientos sombríos para desarrollar una danza llena de acentos humorísticos.
Y el tercer movimiento, marcado como Adagio, es como un adiós al mundo. Aún cuando Bruckner no tuvo fuerzas para hacer el movimiento final, parece imposible que algo más pudiera escribirse después de ese canto de cisne en que el compositor interrumpió su obra a causa de la muerte.
La Novena Sinfonía de Anton Bruckner, se estrenó en Viena, hace 105 años, UN DIA COMO HOY.