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El compositor alemán Karl Maria von Weber concluyó la creación de su Concierto No. 2 en Mi bemol, para clarinete y orquesta

29 de marzo de 2013

Se conoce que el clarinete ingresó definitivamente en la música artística de la mano de Mozart con su espléndido Concierto en La Mayor, así como con sus numerosos Divertimentos y otras obras de cámara en las que el compositor austríaco utilizó ese instrumento, entonces nuevo, cono generosidad. A partir de Mozart, el clarinete quedó incorporado a las maderas de la orquesta sinfónica, tal como hoy lo apreciamos. Sin embargo, el siglo romántico no fue muy pródigo para este instrumento en lo que a conciertos se refiere, a pesar de que se le hicieron importantes innovaciones técnicas y de que comenzaran a emplearse en la orquesta diversas variantes del mismo como el clarinete bajo y el clarinete en Mi bemol.
Y tal como ha ocurrido en la gestación de numerosos Conciertos para otros instrumentos, como el violín, el violoncello y hasta el propio piano, fue la relación entre un compositor y un destacado intérprete lo que propició la abundante creación para el clarinete del compositor Karl María von Weber. El intérprete en cuestión era uno de los virtuosos del clarinete en el siglo XIX: el alemán Heinrich Bärmann, quien durante una estancia en Munich en 1811 con motivo de una gira de conciertos, conoció a Weber y, a partir de entonces, comenzó entre ellos un constante intercambio, al extremo de que el compositor alemán escribió para el clarinetista dos Conciertos para clarinete y orquesta; 7 variaciones sobre un tema de su ópera Silvana”, para clarinete y piano; y el Gran Dúo concertante para clarinete y piano, escrito este último cinco años más tarde.

Todas estas obras de Weber, escritas para el clarinete solista, manifiestan un excelente aprovechamiento de las posibilidades expresivas de dicho instrumento y están enmarcadas en un blando romanticismo cuyo valor temático va mucho más allá de la escritura brillante y virtuosa dedicada al clarinete.
Y el segundo de los Conciertos escritos por Weber para ese instrumento y orquesta, o sea, el que está en la tonalidad de Mi bemol Mayor y que ocupa el número 74 en el catálogo general del compositor alemán, fue terminado en Munich, hace 196 años, UN DIA COMO HOY.