Una apuesta certera: el cine documental latinoamericano

9 de diciembre de 2015

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Thays Roque Arce

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37 Festival de Cine Latinoamericano, Cuba, Cultura, Documentales

 

 

El número de películas documental que participan en el Festival de Cine asciende cada año. Este 2015 se encuentran en concurso 36, entre largometrajes y cortos. Obras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Francia, México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela participan en la cita que no pasa por alto que la historia del futuro no va a estar en libros, en una manera significativa, sino en imágenes en movimiento.
Por primera la participación femenina se acerca a igual número de realizadores hombres. Son 16 las autoras que con su firma, demuestran cómo el documental puede ser martillo y despertar emociones estéticas al mismo tiempo.
También, y por primera vez en mucho tiempo, Cuba lidera la sección oficial con siete materiales en concurso en esta edición 37 del Festival de Cine de La Habana. El documental como herramienta para el cambio, como testigo, como arte, se deja ver en las producciones nacionales Cambio de guardia, El tren de la línea norte, Eyes Half Shut, de Deymi D’Atri, Materia prima, de Sergio Fernández, Últimos días de una casa, de la experimentada Lourdes de los Santos, la coproducción entre Cuba, México y Polonia Casa Blanca, y They Are We (Ellos somos nosotros, en español), obra coral junto a Sierra Leona y Australia.
Casa Blanca se cuenta desde un pequeño poblado pesquero en la bahía de La Habana. El documental de una hora de duración narra la historia de Nelsa y su hijo Vladimir, Síndrome de Down, el único que cuida de ella. El material se presentó en el Visions du Réel, de Suiza, y en el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DOCSDF). Además, se alzó con el Caballo de Oro por Mejor Filme Polaco y Cuerno de Plata por Mejor Mediometraje Internacional en el Festival de Cine de Cracovia, y el premio al Mejor Documental en el Festival de Cine de Trinidad y Tobago.
Otra coproducción como They Are We, de Emma Christopher y Sergio Leyva Seiglie, se encarga de renovar lazos generacionales entre un grupo de pobladores de un barrio habanero y los miembros de una aldea en Sierra Leona, luego de más 170 años de la trata de esclavos hacia la Isla. Su recorrido por el African Film Festival de Nueva York, el Festival de Cine de Atlanta, Trinidad y Tobago y el London Latin American Film Festival, reafirman sus méritos.

 

 

El entorno rural es el principal escenario de trabajo de la joven realizadora granmense Ariagna Fajardo Nuviola, que vuelve a concursar en el apartado documental con el material Cambio de guardia, producido por Televisión Serrana. A la vida en el interior del país también se acerca Marcelo Martín con su suerte de road movie documental El tren de la línea Norte, por localidades de la provincia de Ciego de Ávila.
La tradición testimonial del documental brasileño continua vigente en obras como A Paixão de JL (La Pasión de JL), Eu vi (Yo vi), y Retratos de identificação (Retratos de identificación), todos realizados entre el 2014 y 2015.
Carlos Nader es un ensayista de la imagen en movimiento, que entrelaza diferentes idiomas que van desde el documental clásico al arte visual. Su cortometraje Tela se alzó con el Coral en la edición 33, mientras que su más reciente propuesta, A Paixão de JL, luego de ser elegida por el festival É Tudo Verdade, de São Paulo, planear repetir suerte en La Habana.
Por su parte, Thiago Moulin, un autodidacta del séptimo arte, analiza el consumo del crack en Brasil en Inferno, desde el punto de vista de los adictos a la droga. Su compatriota Sergio Oksman, fundador de la productora Dok Films y autor de Una historia para los Modlin (2012), ganadora del Goya al mejor cortometraje documental en 2013, presentó en premier mundial su largometraje O Futebol en la pasada edición del Festival de Cine de Locarno. La cinta aborda la relación entre un padre y su hijo, y el destino totalmente inesperado que aguarda a ambos, durante el Mundial de Fútbol que se celebró en 2014 en Brasil, y ya tuvo su paso este año por el Festival de Mar del Plata, el Festival de Sevilla y una candidatura a los premios de la Academia española para este 2016.
Los documentales que este año compiten por el premio Coral se debaten entre el testimonio intimista de la realidad revolucionaria de América Latina, y la construcción de historias nacidas de experiencias personales o familiares de los realizadores.

 

 

En el primero de los casos destacan los títulos argentinos Sala Alberdi y La hora del lobo, sendos dirigidos por mujeres. Micaela Tisminetzky, actriz de formación, se estrena en el rol del documentalista con esta historia que retoma cómo en el año 2010 fue tomada una sala de teatro ubicada en el sexto piso de un edificio construido en Buenos Aires en los años 70, con el objetivo de convertirse en el centro cultural más grande de Latinoamérica. Natalia Ferreyra, autora y comunicadora social, transita el mismo camino por primera vez, y apuesta por La hora del lobo, mención especial en el Festival Internacional de Documentales de Antofagasta, en Chile.
La coproducción entre Argentina y el país “del sur del sur” 327 Cuadernos, llega a La Habana de la mano de Andrés Di Tella, uno de los más importantes documentalistas argentinos y del continente. Fundador y primer director del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), que desde 2002 dirige el festival de documental de la Universidad de Princeton, centro del que también ha sido profesor.
El documental acompaña el regreso a Argentina de Ricardo Piglia, uno de los grandes narradores de lengua hispana, después de vivir muchos años en el exterior. Su estreno tuvo lugar en San Sebastián y ya cuenta con una nominación a los Premios Sur chilenos.

 

 

En torno a tres adolescentes noruegas, que de regreso a su país son capturadas en el aeropuerto al intentar salir de Bolivia con 22 kilos de cocaína, gira el largo documental El Caso boliviano, de la periodista Violeta Ayala. Con un interesante paso por el Festival de Cine de Sydney, su estreno mundial en el Hot Docs Canadian International Documentary Festival, logró el premio PUMA.Creative Catalyst Award de la Fundación Britdoc.
El documental Ayotzinapa. Crónica de un crimen de Estado, de Xavier Robles, presentará con la matanza en 2014 de 43 estudiantes en México algunos de los problemas sociales actuales del continente, una preocupación habitual del festival. Es un relato testimonial y documentado de la desaparición forzada de los normalistas de Robles, quien entre otros reconocimientos a su obra cuenta con dos Ariel, un Premio Anual de Canacine, y varios reconocimientos en San Sebastián.
Otro documentalista de probada experiencia es Pedro Chaskel, testigo de su tiempo, y de la época y la sociedad en que le tocó vivir, promotor de su filmación y mejoramiento.

 

 

De vida y de muerte, testimonios de la Operación Cóndor es un trabajo que indaga en los “archivos del horror” de la dictadura de Alfredo Stroessner, descubiertos en Paraguay en 1992, y ha sido reconocido en Chile por su carácter de testigo y memoria de un proceso cuya mayoría de responsables, activos y pasivos, continúan impunes. El diario El Mostrador catalogó su estreno como un hito importante para el cine chileno, porque ante todo, se trata de la obra de una figura clave como es Chaskel, precursor del cine documental, maestro que ha dejado huellas en diversas generaciones de realizadores.
Tiempo Suspendido, de la mexicana Natalia Bruschtein, es otro de los documentales que aborda las consecuencias del terremoto político que sufrieron las naciones sudamericanas durante las décadas del sesenta y el setenta del pasado siglo. En este caso en particular se centra en la dictadura militar en Argentina, para hablar sobre la memoria, la de Laura Bonaparte, mujer que luchó incansablemente contra la amnesia histórica y por hacer justicia ante los crímenes de Estado en su país, y que a día de hoy ha perdido la suya propia.
Natalia Bruschtein es una realizadora multifacética que como sonidista ganó el Premio Ariel de Mejor Sonido por el documental En el hoyo, Juan Carlos Rulfo, y el Coral de Edición por Cobrador. In God We Trust, de Paul Leduc. Esta es su ópera prima como realizadora y ya cuenta con el Premio FIPRESCI en Guadalajara.

 

 

La tierra azteca presenta además Entre Cuba y México, todo es bonito y sabroso, de Idalmis del Risco Siota, un recuento de las relaciones de hermandad entre Cuba y México desde el siglo XIX, y Ausencias, de Tatiana Huezo.
Huezo conquistó el Premio al Mejor Largometraje en el Festival Visions du Réel y similares distinciones en Monterrey, Madrid, Lima y Biarritz, con su trabajo anterior El lugar más pequeño.
Su trabajo ha sido de nuevo seleccionado para participar este año en el festival suizo. Su nueva obra, Ausencias es una película de 27 minutos que pone en primera plana los casos de desapariciones que padece México en la actualidad, y ya fue merecedor del premio al Mejor Corto Mexicano en el Festival Internacional de Guanajuato.

 

 

Invasión, de Abner Benaim, en una coproducción entre Panamá y Argentina que llega al Festival de Nuevo Cine Latinoamericano con excelentes credenciales. El documental conquistó el Gran Premio del Jurado en Miami, dos premios del público en el Festival Internacional de Cine de Panamá, y más recientemente en el Festival de Cine de América Latina de Biarritz en la categoría de “Mejor Documental”. Invasión cuenta cómo tres jóvenes abordados por el director en las calles de Panamá confiesan que saben poco o nada de la invasión de Estados Unidos en 1989 que puso fin al gobierno del general Noriega. El desconcierto desata la pregunta que hilvana la historia que Benaim cuenta en 90 minutos: ¿Cómo recordar un hecho que dio origen al Panamá moderno haciendo justicia a los miles de muertos que dejó como saldo y al inmenso dolor que causó?

 

 

Aldo Garay representa a Uruguay –junto a Facundo Marguery Egozcue, autor de A 60 KM/H– en la presente edición del Festival de La Habana. Con El hombre nuevo, Garay cuenta el regreso de Stephania con su país natal, donde alguna vez fue hijo, hermano y niño alfabetizador, y donde hoy desea ser aceptada como la mujer que es, luego de un cambio de sexo. La universalidad de este filme, una coproducción uruguayo-chilena, radica en las familias que se reencuentran después de mucho tiempo, sin necesidad de que haya habido un cambio de identidad, razón por la que se alzó con el Premio Teddy en la 65ª edición del Festival de Berlín.
La realidad de los pueblos indígenas del continente llega a La Habana con dos producciones firmadas por Colombia y Venezuela. La buena vida, de Jens Schanze, y Sabino Vive, de Carlos Azpurúa, se acercan a los modos de vida de estas comunidades y las personas que por ellas luchas desde dos historias bien distantes: la de Jairo Fuentes, el joven líder de Tamaquito, una aldea en la selva del norte de Colombia que se ha visto destruida por la mina de carbón de El Cerrejón; y la vida del yukpa Sabino Romero, luchador indígena asesinado el 3 de marzo de 2013 en la comunidad de Chaktapa, en el venezolano estado de Zulia.
Activar la reflexión en los amantes de la no ficción, desde la perspectiva de cinematografías e historias interesantes es un propósito que cumple Nana, de Tatiana Fernández Geara, única representante de República Dominicana en la carrera por el Coral a Mejor Documental. La joven realizadora cursó una Maestría en Fotoperiodismo en la Universidad de Missouri, donde trabajó en un corto multimedia como proyecto de tesis que más tarde se convertiría en su primer largometraje documental, Nana, ganador del concurso FONPROCINE de la Dirección General de Cine de República Dominicana.
Entre escenarios urbanos y rurales, el documental se adentra en los conflictos enfrentados por las nanas con dormida (aquellas que duermen en casa del empleador y solo se van el fin de semana), cuando deben dejar a sus hijos en pueblos lejanos mientras cuidan a los hijos de otras personas.

 

 

Como memoria del futuro, relevancia del documental en el último medio siglo, quedan inscritos los largometrajes Cartel Land (Tierra de cárteles) de Matthew Heineman, y Narco-Finance, Les Impunis (Los Impunes), de Agnès Gattegno.
El realizador norteamericano Matthew Heineman coproduce este material con México, en un afán por contar el frente de autodefensa e iniciativa ciudadana que se han desplegado contra los cárteles de la droga mexicanos dos comunidades, una en Michoacán y otra en Arizona, Estados Unidos. El estreno del material tuvo lugar en el Festival de Sundance, donde ganó el Premio de Dirección y el Premio Especial de Jurado en Fotografía en la categoría de Documental Norteamericano.
La periodista y directora de cine francesa Agnès Gattegno encausa su mirada en los procesos vinculados al mundo de la droga que no se ven: el paso del dinero sucio más allá de las fronteras mexicanas. La metamorfosis de criminales con manos sucias que devienen narcofinancieros de cuello blanco.
El Festival de La Habana, que desde su primera edición concedió al documental un espacio preferente, vuelve a recordarnos, y este año con más fuerza, que el discurso de la no ficción es también una de las mejores apuestas que podemos hacer al acudir a las salas de cine este diciembre.