Trabajan en la recuperación de la Muralla, un legado de La Habana
28 de agosto de 2018
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Foto de un lienzo que reflejaba la muralla alrededor de La Habana (Foto: Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana)
Con motivo del aniversario 500 de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, la Oficina del Historiador de la Ciudad está enfrascada en acciones para revitalizar la ciudad. Con este objetivo, desde hace varios años, se recuperan algunos sitios históricos, entre los que se encuentra la Muralla de La Habana, que encerró intramuros el perímetro marítimo de la ciudad.
Esta muralla fue el elemento fortificado más importante del siglo XVII en la Isla. Su construcción está relacionada con varios aspectos de la historia de Cuba y de España.

Ruinas de la Muralla de La Habana. Foto: José Manuel Correa
La protección de la ciudad fue un motivo importante para la construcción de la muralla, sin embargo no fue el único, pues el resguardo de la Carrera de Indias fue otro elemento que se tuvo en cuenta.
Es bueno recordar que La Habana se convirtió para los españoles en el puerto más importante de América, porque aquí se reunían las dos flotas que regresaban a España con los caudales recolectados en sus colonias.
A partir de 1674 se inicia la obra, al menos la que llega hasta nuestros días, y este proyecto fue dirigido por el ingeniero militar Juan Císcara. Las labores comienzan con lo que se denominó Tramo de tierra, que se iniciaba en el Castillo de la Punta y culminaba en la Tenaza, o el área donde se encontraba el arsenal o Astillero Real de la ciudad. El motivo principal que favoreció a esta área fue la vulnerabilidad que tenía la urbe en esos sectores. Hacia 1698 se cree finalizó esta zona.
Pero en esta primera etapa de construcción, se decide ampliar algunos sectores marítimos: desde el Castillo de la Punta hasta áreas cercanas al Castillo de la Fuerza, y desde la Tenaza hasta el área trasera de la Iglesia de San Francisco de Paula.
Se considera que fue en 1702 cuando se concluyeron las obras en este tramo, aunque quedaron algunos sectores del margen portuario que no fueron fortificados en ese momento.
Hubo un segundo momento importante, entre 1733 y 1740, debido a que, sobre todo en el área portuaria, la muralla no tenía la calidad técnica requerida y por tanto se decide demolerla, y en otros tramos repararlos. Luego se edifica una mejor estructura basada en bloques de ciares, que fueron extraídos en distintas canteras.
Algunos autores han planteado que el proceso final de construcción total de la muralla culmina en 1797, cuando se hacen algunos fosos. Y esta es la muralla que hemos conocido.
Esta obra militar tuvo aproximadamente cinco kilómetros de perímetro exterior, no pasaba de los dos metros de espesor, tenía cinco y siete metros de altura, contaba con una dotación de alrededor de 3 000 hombres y un armamento de180 piezas. Estas murallas fueron convertidas en un entorno característico de la villa.
Años más tarde y debido al gran crecimiento que tenía La Habana en aquel momento, ya que la ciudad crece extramuros y surgen barrios en las afueras de la muralla, en1863 se decide comenzar la demolición definitiva de esta obra, sobre todo en el tramo terrestre, pues se convirtió en una incomodidad para la correcta comunicación de la villa con el área exterior. Además, el significado militar de la muralla se había perdido y ya no era necesaria su existencia.
Fue un proceso que tomó tiempo, no se elimina completamente en 1863, se hace por pedazos y todavía a finales del siglo XIX se pueden observar tramos en proceso de demolición.

Excavación de la muralla (Foto: Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana)
Roger Arrazcaeta Delgado, director del Gabinete de Arqueología y responsable del trabajo de investigación arqueológico en la Muralla de La Habana, explica los motivos del rescate de esta obra de la ingeniería:
«Se decide buscar los restos de la muralla por el valor histórico que encierra en sí misma; además para la herencia histórica y la coherencia de una explicación de los antecedentes de la ciudad. Es importante también incluir un lugar tan relevante de las fortificaciones habaneras.
«Su búsqueda fue relativamente fácil, continúa, debido a que contábamos con una cartografía histórica de excelencia. Estos datos expresan claramente y con precisión todo el espacio que ocupó la muralla. Lo que hicimos, en el proceso metodológico, fue utilizar todos esos planos y sobreponerlos a planos actuales y fotografías satelitales. Con toda esta información llegamos con una precisión de centímetros y marcamos en las calles por dónde pudo haber estado esta fortificación, pero solo en algunos puntos, porque gran parte de la muralla en la actualidad está bajo algunos edificios. Con la ayuda de equipos mecánicos se rompió todo el pavimento de las calles en las que se encontraba parte de este muro defensivo.
«Ha sido un proceso largo, desde inicios de 1980 hasta hoy. Se ha trabajado en distintos sectores de la Avenida del Puerto, buscando los vestigios de esta muralla. Primeramente se trabajó en la Maestranza de artillería; las zonas que se encuentran frente al antiguo Seminario de San Carlos; el Boquete de la pescadería, y por último se investigó el tramo correspondiente a lo que era la Batería de San Francisco Javier, que se encuentra en proceso de preparación museográfica y exposición al público», señala.

Suela de zapatos encontrados entre los restos encontrados en las excavaciones. (Foto: Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana)
Otro de los elementos a destacar en este rescate fue el descubrimiento, en los alrededores de la muralla, de los restos de un basurero de la ciudad, que mostraban muchas evidencias de la vida cotidiana de los habaneros del siglo XVII y XVIII. Entre ellos se destacan restos orgánicos, en condiciones anaeróbicas, que permitieron la conservación de estos. Se encontraron semillas de frutos, suelas de zapatos, artefactos de madera, cerámicas, y cáscaras de huevo, elementos que por lo general no suelen encontrarse tan bien conservados luego de tanto tiempo.
«Para nosotros es muy importante el haber encontrado estos restos, porque evidencia el consumo de alimentos de los habitantes de la ciudad, y nos permite contrastar la documentación histórica con la evidencia arqueológica, e incluir nuevos datos que no se encontraban en los documentos históricos», agrega.
Arrazcaeta Delgado también puntualiza que a fin de salvar y rescatar la Muralla de La Habana se trabaja en una museografía de la misma que explique su relevancia, su historia. «Para ello con la ayuda de paneles y recursos virtuales esperamos recrear un poco algunos aspectos de cómo era esta fortificación y sus características principales».

Vestigios de cerámicas utilizadas por los habitantes de La Habana hallados durante este proceso (Foto: Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana)
(Tomado de Granma. Autora: Danae González del Toro)
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